Confianza, respeto, colaboración y disciplina elementos clave para vencer al Coronavirus

Confianza en los sanitarios, respeto a la normativa, colaboración ciudadana, disciplina y solidaridad en el cumplimiento responsable de las directrices gubernamentales son algunos de los elementos clave para combatir y vencer todos juntos, unidos, la pandemia producida por el coronavirus COVID-19.

El shock que nos ha producido la aparición del COVID-19, su vertiginosa evolución epidemiológica y la posterior declaración del Estado de Alarma por parte del Ejecutivo nos ha colocado a todos los ciudadanos españoles en una  situación absolutamente inimaginable hace solo unos pocos días.

¿Quién iba a sospechar el pasado domingo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fecha en la que decenas de miles de mujeres y hombres de todos los rincones de España salían a la calle a celebrar esa efeméride, que solo unos días más tarde los ciudadanos tendríamos que afrontar el escenario desolador que hoy nos acongoja, fruto de las evidencias del demoledor impacto del COVID-19 en todos los rincones del país?

Poco puedo añadir yo a la información y orientación que estamos recibiendo los ciudadanos desde todos los frentes, sea de responsables gubernamentales, sanitarios, medios de comunicación audiovisual y digital,… Tal vez el testimonio más acorde con la realidad sea aquel utilizado para dar a conocer las directrices que emanan del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.

Enclaustrado en mi casa, como todos los españoles, contemplo el silencio estremecedor derivado del aislamiento de esta pandemia que va a representar un antes y un después en la historia sanitaria y económica de este país, de Europa y del mundo entero. Comparto mi soledad con mi esposa, con nuestro gato, y con las serenas reflexiones sobre tantas y tantas cosas que deambulan por mi cabeza provocadas por una extrañeza emocional desbocada que a duras penas logro controlar.

En esa lluvia de ideas que con dificultad consigo ordenar en mi mente me ha surgido el recuerdo de una entrada, FRENTE A LA CRISIS UNA ACTITUD OPTIMISTA, que colgué en este blog hace muchos años y que, por ser un canto a la esperanza, a la resiliencia, a la capacidad de los seres humanos para superar las circunstancias traumáticas y sobreponerse a la adversidad y los momentos críticos, reproduzco a continuación.

FRENTE A LA CRISIS UNA ACTITUD OPTIMISTA
Francisco Javier Muñiz Bárcena
Lunes, 9 de febrero de 2009

“Siembra semillas de optimismo a tu alrededor, para recoger mañana frutos de nuevas oportunidades y grandes negocios”. Con esta bonita frase me dedicaba Raquel Cortés, de la empresa Sage, el libro del psiquiatra Luis Rojas Marcos, La Fuerza del Optimismo.

Un acertado regalo. Un libro muy recomendable que me ha incentivado a leer y reflexionar sobre cómo encarar esta época de crisis que nos ha tocado vivir. De las muchas citas que incluye Rojas en su obra, una, de Helen Keller, “Ningún pesimista ha descubierto los secretos de las estrellas, ni ha navegado por mares desconocidos, ni ha abierto una nueva puerta al espíritu humano”, sintetiza muy bien, creo yo, por contraposición, cómo afrontar los retos a los que la sociedad nos enfrenta día a día.

Estas líneas que escribo en una mañana de frío y lluvia no son un canto al optimismo. Si son una propuesta de reflexión ante los contratiempos que nos produce la vida en todo tipo de ámbitos, además del laboral y empresarial. La triple crisis que nos azota, aparecida tan súbitamente y con pocos márgenes de reacción no debe sumirnos en la desesperación. Es en estos momentos, en las situaciones difíciles, en los tiempos de crisis, es cuando se engrandece la figura y el talento del ser humano, eso sí, con determinación, esfuerzo y sacrificio compartido.

Recuerdo unas imágenes durísimas en televisión, no hace muchas fechas, en las que se veía a una madre con su hija de, probablemente, no más de diez años. La señora era un llanto de desesperación ante el hecho de haber perdido su casa y todas sus pertenencias por los efectos de un tornado en Sudamérica. La niña miraba dulcemente a su madre y la consolaba diciendo: ¡mamá, por Dios, no llores! ¡ESTAMOS VIVAS!

Con la reciente aparición de la psicología positiva, a finales de 1990, inspirada por Martin Seligman, profesor de Psicología en la Universidad de Pennsylvania desde 2005, fecha en la abandona la presidencia de la Asociación Americana de Psicología que ocupara desde 1.996, la humanidad ha encontrado un nuevo punto de vista sobre las cualidades y emociones positivas de las personas y sus actitudes frente a los hechos cotidianos. Uno de los tópicos que más ha interesado a los estudiosos de esa ciencia ha sido el optimismo.

La actitud de la madre y su hija ante una misma situación, expresada anteriormente, nos debe hacer reflexionar seriamente sobre las verdaderas cosas importantes de la vida: la salud, la paz, la tolerancia, la solidaridad. Por supuesto, también, sobre el empleo, el bienestar social, la justicia, en definitiva, sobre nuestras preocupaciones en tiempo de crisis. Rojas lo plasma brillantemente en su libro.

Una persona optimista tiende a confiar en que las cosas mejoren en el futuro. Quien es optimista se enfrenta a las dificultades con ánimo y perseverancia, buscando lo positivo de las cosas y las personas. Una persona optimista confía en su capacidad para solucionar los problemas con la ayuda de los demás. El optimista dedica su esfuerzo y determinación a encontrar soluciones, ventajas y posibilidades. Un pesimista, sin embargo, se empeña en enfatizar las dificultades e inconvenientes de las cosas.

El profesor Martin Seligman lidera, en estos momentos, un movimiento revolucionario en el ámbito de la Psicología, hasta hace muy pocos años centrada en los traumas, trastornos y patologías de la mente. Seligman ha fundado  el movimiento de la psicología positiva, basada en el estudio de las emociones placenteras, el desarrollo de las virtudes y búsqueda de la felicidad. Aspectos diversos del ser humano en el ámbito de las emociones positivas como la felicidad, la alegría o el amor y fortalezas como el optimismo, la creatividad, la sabiduría o la gratitud son objeto de estudio por esta emergente especialidad de la Psicología.

“The time has arrived for a positive psychology, our message is to remind our field that psychology is not just the study of pathology, weakness and damage; it is also the study of strength and virtue. Treatment is not just fixing what is broken, it is nurturing what is best”. Martin E.P. Seligman. -Ha llegado la hora de la psicología positiva, nuestro mensaje consiste en recordar que nuestro campo no es solamente el estudio de la patología, debilidad y daño; Es también el estudio de la fuerza y virtud. El tratamiento no es solamente arreglar lo que está roto, es alimentar lo que es mejor-.

Las personas optimistas tienen mejor humor, incluso mejor estado de salud, dicen los positivistas. Se puede leer en relatos científicos sobre el particular que aquellos que tienen un alto nivel de optimismo y esperanza, suelen salir fortalecidos y beneficiados en situaciones de crisis, estresantes y traumáticas.

Para quienes disfruten de las citas históricas, incluso clásicas, de personajes ilustres a lo largo de la historia de la humanidad, me permito incorporar aquellas que me han parecido más representativas para definir el optimismo. ¡A mal tiempo, buena cara!

  • Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad. Winston Churchill.
  • Un optimista es quien cree que todo tiene arreglo. Un pesimista es el que piensa lo mismo, pero sabe que nadie va a intentarlo. Benjamin Franklin.
  • El optimista dice: ‘Puede ser muy difícil pero es posible’. El pesimista dice: ‘Puede ser posible, pero es muy difícil. Autor desconocido.
  • El optimista encuentra una respuesta para cada problema. El pesimista ve un problema en cada respuesta. Autor desconocido.
  • El optimista es una parte de la respuesta. El pesimista es siempre una parte del problema. Autor desconocido.
  • El optimista se equivoca con tanta frecuencia como el pesimista, pero es incomparablemente más feliz. Napoleón Hill.
  • El optimista siempre tiene un proyecto. El pesimista siempre tiene una excusa. Autor desconocido.
  • El optimista ve siempre luz en la oscuridad. El pesimista siempre ve oscuridad en medio de la luz. Autor desconocido.
  • La condición esencialísima para ser optimista es tener una absoluta confianza en uno mismo. Wallace Stevens.
  • Lo bueno de ser optimistas es que, cuando las cosas no salen bien, uno está seguro de que mejorarán. Edward James Hughes.
  • Los optimistas aceptan a los demás como son, y no malgastan energías queriendo cambiarlos, sólo influyen en ellos con paciencia y tolerancia. Marta Tonetti.
  • No soy pesimista. Soy un optimista bien informado. Antonio Gala (1930-?) Dramaturgo, poeta y novelista español.
  • El pesimismo conduce a la debilidad; el optimismo al poder. William James (1842-1910) Psicólogo y filósofo estadounidense.
  • Optimista es el que os mira a los ojos. Pesimista, el que os mira a los pies. Gilbert Keith Chesterton.
  • El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas. William George Ward (1812-1882) Escritor y teólogo inglés.

Algunas cualidades de las personas optimistas tienen que ver con el entusiasmo, dinamismo y espíritu emprendedor. Pero no siempre el éxito es consecuencia del optimismo por mucho empeño y sacrificio que pongamos. El optimista no es ingenuo. No es más optimista aquel que menos ha fracasado sino quien encuentra en la adversidad un estímulo para superarse y fortalecer su voluntad y empeño.

Escribía al principio de esta reflexión que no debemos desesperar ante la crisis. Una actitud pesimista, no nos sacará de este largo túnel. Más bien retrasaría la salida. Es cierto que individualmente disponemos de pocos recursos para plantarla cara. Pero, ¡no miremos hacia atrás, hacia el otro lado! Veamos lo que podemos hacer individualmente cada ciudadano, aparte de lo que la sociedad en su conjunto pueda aportar a través de las diferentes administraciones públicas, en el contexto mundial, nacional, autonómico y local; los agentes económicos y sociales, en todos sus estamentos y áreas de influencia; las organizaciones humanitarias; etc.

Escuchaba en una emisora de radio de ámbito nacional hace unos días al Presidente del Consejo Superior de las Cámaras de Comercio de España Javier Gómez Navarro, en una entrevista con el periodista Carlos Herrera, unas reflexiones muy acertadas sobre el diagnóstico y la terapia a esta crisis que nos invade virulentamente a nivel mundial. La realidad es tozuda y contundente. El análisis lo han realizado expertos de todas las latitudes y han aportado algunas soluciones que podemos compartir más o menos. Pero ahora, no es el momento de la pelea política, de poner “palos a la rueda” desde unos u otros foros sean políticos, empresariales o sindicales. Ahora, decía Gómez Navarro, y yo suscribo plenamente, es el momento en el que los políticos tienen que demostrarnos su capacidad para determinar los puntos de encuentro que permitan que los esfuerzos vayan en una única dirección. Aparquen ustedes sus diferencias políticas e intereses electorales y pongan lo mejor de sí mismos al servicio de la sociedad a la que representan. Toda la sociedad en su conjunto es responsable de sus aciertos y errores. No toca echarnos en cara quien es más o menos esto o lo otro. Toca dar soluciones.

El pasado mes de enero ha sido muy duro en términos de pérdida de empleo. En las tertulias entre amigos en sus casas, bares y cafeterías se aprecia una gran preocupación. Los partidos políticos siguen sin ver un punto de encuentro y gastan gran parte de sus esfuerzos en torpedearse unos a otros. Esa es la realidad, tozuda, persistente y preocupante.

En Cantabria no nos libramos de la crisis. Más bien lo contrario. Nos azota especialmente. Además, en nuestra Comunidad Autónoma se desprecia la aportación que puede proporcionar a la Administración pública y a la sociedad en general un importante colectivo de organizaciones empresariales sectoriales agrupadas en torno a CECAN –Confederación de Organizaciones y de Empresarios de Cantabria- constituida en 2.008. No se puede impedir la participación en la Concertación Social a los representantes de los sectores productivos mayoritarios de esta Comunidad Autónoma como son la Federación de Comercio –COERCAN-; la Federación de Empresarios del Metal -PYMETAL Cantabria-; La Asociación de Promotores y Constructores; La Asociación de Empresarios del Transporte –ASEMTRASAN-; la Asociación de Jóvenes Empresarios –AJE-; CECE Cantabria, Asociación Regional de Centros de Enseñanza Privada y otras. El Gobierno Regional debe dar un  paso al frente y reconocer a esta Confederación su representatividad para que participe en la Concertación Social y contribuya con el resto de los agentes económicos y sociales a la búsqueda de soluciones. No hacerlo será una torpeza del Gobierno que contribuirá a traer más crisis y más convulsión social.

Aun así, con “todo lo que llueve” yo me afilio al optimismo. El pesimismo conduce a la desesperación y la desesperación, al caos. Prefiero no pensar en ello. Prefiero confiar en nuestras posibilidades individuales y colectivas, en nuestro afán de superación, por que como escribiera Aldous Huxley en su obra maestra Brave new world -Un mundo Feliz- revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse.

Quiero finalizar con la primera parte de la cita de Winston Churchill: Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad. El optimismo es el camino más corto hacia la felicidad. Con la solución a esta profunda crisis resurgirá un mundo mejor. Contribuyamos todos a ese objetivo con determinación y sin fisuras.

 

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