La deriva secesionista del Gobierno de la Generalidad de Cataluña, iniciada con especial y progresiva virulencia hace tres décadas y visualizada en su lado más oscuro a través de la declaración unilateral de independencia, ha situado a esa Comunidad Autónoma y al conjunto del Estado español en una situación límite por conculcar el ordenamiento constitucional y despreciar e incumplir reiteradamente la ley y los mandatos de los tres poderes públicos: ejecutivo, legislativo y judicial.
La gota que colmó el vaso fue la celebración del referéndum de independencia de Cataluña que, a pesar de haber sido suspendido por el Tribunal Constitucional el 7 de setiembre de 2017, fue llevado a cabo finalmente en Cataluña, de manera ilegal, el 1 de octubre. La confusión generada en todo el país a consecuencia de la gravísima decisión del Gobierno de aquella comunidad autónoma, presidido por el hoy prófugo de la justicia, Carles Puigdemont, y la tibia respuesta del Gobierno central, presidido por Mariano Rajoy, propició que el Jefe del Estado, Felipe VI, saliera a la palestra para dirigirse a todos los españoles y trasladarles un Mensaje claro de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza que fue trasmitido en directo por todos los medios audiovisuales de comunicación, difundido en las redes sociales y publicado por la prensa escrita, al día siguiente.
Desde aquellas tristes fechas la situación sociopolítica de Cataluña y de España se ha ido deteriorando paulatinamente. Un hecho especialmente grave fue el producido el 10 de octubre de 2017. Ese día, el presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, declaró la independencia de Cataluña. El texto político por el que se proclamó el establecimiento de la República Catalana la definió como un “Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social”. La secesión se había consumado. Eso sí, ningún Estado del mundo reconoció a la susodicha República Catalana.
A partir de ese momento, las cosas se precipitaron. El Senado aprobó la intervención de la autonomía el 27 de octubre, activándose así el artículo 155 y el presidente Mariano Rajoy anunció el cese del gobierno catalán y del Parlamento, convocando elecciones, a continuación, para el 21 de diciembre. Carles Puigdemont abandonó de incógnito su domicilio el 29 de octubre y se dirigió a Marsella donde cogió un avión para huir a Bruselas. Por esas fechas, también, la fuga de empresas de Cataluña, iniciada tras el triunfo del SÍ en el referéndum, presentaba un escenario de una enorme preocupación social en gran parte de la ciudadanía de la comunidad Autónoma.
La jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ordenó el jueves, 2 de noviembre, el ingreso en prisión del vicepresidente de la Generalidad, Oriol Junqueras y siete de los “exconsellers” del cesado Gobierno de Cataluña. En concreto, ingresaron en la cárcel sin posibilidad de fianza, además de Oriol Junqueras, Meritxell Borràs, Jordi Turull, Raül Romeva, Josep Rull, Dolors Bassa i Coll, Joaquim Forn y Carles Mundó. Asimismo, la jueza Lamela envió a prisión a los presidentes de las asociaciones Òmnium y ANC, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez. Todos ellos, acusados de rebelión, sedición y malversación, a petición de la fiscalía ingresaron en prisión incondicional sin fianza.
A partir de ese momento, y hasta la publicación de la histórica sentencia del Tribunal Supremo sobre el “procés” publicada el lunes, 14 de octubre pasado, condenando a los doce líderes independentistas a penas de hasta 13 años de prisión, las alteraciones permanentes del orden público fueron el “pan nuestro de cada día” en Cataluña. Sin embargo, la batalla campal que se ha producido cada día desde entonces, propiciada por grupos de nacionalistas, independentistas y radicales contra los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y los destrozos realizados en edificios y mobiliario públicos, y en propiedades privadas, han mostrado la cara más violenta de ese colectivo causando daños a personas y enseres de incalculable valor.
¿Cuánto tiempo va a durar esta crisis secesionista? ¿Cómo se va a resolver? ¿Cuál es la postura de todos los ciudadanos españoles constitucionalistas frente a la barbarie secesionista de una parte de la ciudadanía de Cataluña?
Yo me quedo con el análisis de Su Majestad el Rey Felipe VI, Jefe del Estado Español, en su Mensaje dirigido al pueblo español el 3 de octubre de 2017: Constitución, democracia y compromiso irrenunciable con la unidad y permanencia de España. Y añado dos citas, emulando a Alfonso Guerra: «El discurso del Rey me pareció impecable». «En Cataluña hay un golpe de Estado y hay que actuar contra ellos, no se puede negociar con golpistas»
Mensaje de Su Majestad el Rey Felipe VI
Martes, 03 de octubre de 2017
Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática. Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea proclamada −ilegalmente−la independencia de Cataluña.
Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno.
Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en Cataluña.
Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada.
Esas autoridades han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles; y con su conducta irresponsable incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España.
En definitiva, todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común.
Por todo ello y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía.
Hoy quiero, además, transmitir varios mensajes a todos los españoles, particularmente a los catalanes.
A los ciudadanos de Cataluña –a todos− quiero reiterarles que desde hace décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en ningún lugar del mundo. En la España constitucional y democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos.
Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos.
Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza.
Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos. Y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles de convivir en paz y en libertad. Así hemos ido construyendo la España de las últimas décadas. Y así debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinación. En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.
Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España.
-Vídeo del Mensaje de Su Majestad el Rey Felipe VI el 03-10-2017