Desde la llegada de Mariano Rajoy al Gobierno de España el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha auspiciado la consolidación y promoción de la FP actual, compatible con un nuevo modelo de FP dual basado en las positivas experiencias que su aplicación ha proporcionado en materia de empleabilidad en muchos países del centro y norte de Europa
Durante los últimos meses he publicado entradas en este e zine para analizar el impacto de la Formación Profesional dual en nuestra comunidad autónoma y en España. Todas ellas han girado en torno al análisis comparativo entre las economías de los países que han implantado este modelo –Alemania, Suiza, Dinamarca,..- y España; el acerbo cultural de las empresas de aquellos países; su tradición colaborativa en materia de formación profesional con las administraciones públicas, tanto aportando recursos físicos y humanos, como económicos;…
Otros elementos que he considerado reiteradamente en mis escritos, cuyas evidencias se constatan en todas las recientes actuaciones de las comunidades autónomas, también en Cantabria, se refieren al traslado de la mayor parte de la “carga” formativa a las empresas quienes a su vez, deberán financiar el modelo, bien a través de la celebración de un contrato – responsabilidad de la autoridad laboral-, bien a través de un convenio centro educativo-empresa-alumno cuya competencia se mantiene en la Administración educativa. En este último caso, el nuevo modelo prevé conceder una beca – salario al alumno que le compense y motive ante el desempeño de sus prácticas en las empresas.
En fin, la Administración pretende “irse de rositas” trasladando a las empresas la responsabilidad de la compensación económica a los alumnos, bien a través de la formalización de un contrato para la formación y el aprendizaje, bien mediante la concesión por las empresas de una beca salario instada por la propia Administración educativa. Sin embargo, en la publicación del Real Decreto 1592/2012, de 8 de noviembre, por el que se desarrolla el contrato para la formación y el aprendizaje y se establecen las bases de la formación profesional (FP) dual, su Artículo 33. Becas dice: los alumnos podrán estar becados por las empresas, instituciones, fundaciones, etc., y/o por las Administraciones, en la forma que se determine para cada proyecto.
España no es Alemania. Esta frase, repetida en innumerables ocasiones, ha dejado de ser un tópico, para convertirse en una evidencia incuestionable. No podemos “copiar y pegar” un modelo sin más. Las circunstancias estructurales del tejido productivo español en nada se parecen a las de nuestros colegas centroeuropeos. La cultura e idiosincrasia de los pueblos son distintas. ¡No debemos igualar lo diferente! Sin embargo, ello no es óbice para aprender de sus éxitos y de adoptar, consiguientemente, sus buenas prácticas a nuestra realidad.
En Cantabria, el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Miguel Ángel Serna, intensifica las relaciones institucionales de la Consejería que dirige con sectoriales, instituciones y empresas relevantes de nuestra comunidad autónoma para promover e impulsar la Formación Profesional inicial en Cantabria. Así consta en el convenio de colaboración que ha firmado con el presidente de Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Cantabria, Modesto Piñeiro el pasado miércoles 6 de marzo y publicado en Educantabria, portal institucional de la Consejería. Eso sí, el acuerdo “pone especial énfasis en potenciar la Formación Profesional Dual, modalidad que contempla prácticas profesionales de los alumnos remuneradas en las empresas a lo largo de tres años, desde el comienzo de sus estudios de ciclos formativos”.
En cuanto a los objetivos a destacar, según recoge Educantabria, “las cláusulas del convenio establecen la realización de proyectos conjuntos entre las partes, la identificación de las necesidades formativas del tejido productivo de la región, y el fomento de la cultura del emprendimiento y de la formación a lo largo de la vida. La Cámara de Comercio se compromete a propiciar la participación de expertos profesionales del sistema productivo en los centros educativos, mediante visitas y charlas relacionadas con sus actividades empresariales; así como a organizar encuentros con empresas, profesionales y formadores de las familias profesionales prioritarias. Otro de los compromisos consiste en divulgar el programa de Formación Profesional Dual y la Formación en Centros de Trabajo (FCT). Por su parte, la Consejería de Educación desarrollará una oferta de Formación Profesional inicial y para el empleo que ayude a incrementar la inserción laboral, adaptándose al tejido productivo de Cantabria.”
El compromiso suscripto entre el Gobierno de Cantabria y la Cámara de Comercio promueve la mejora y el prestigio social de la Formación Profesional Inicial, que es competencia de la Consejería, y la formación continua, que compete a las empresas, así como la inserción laboral de los jóvenes al término de su formación. Asimismo, el consejero Serna manifestó durante el acto que este convenio “permite a nuestros alumnos tener una experiencia práctica, al tiempo que los profesionales de las empresas colaboran con la Consejería en la promoción de la Formación Profesional”.
De las palabras manifestadas por el Miguel Ángel Serna cabe deducir que el impulso a la Formación Profesional inicial favorece la consolidación del modelo convencional. (ciclos formativos de dos años, con realización del módulo de Formación en Centros de Trabajo en 2º curso -con toda la flexibilidad que introduce la Orden ECD/6/2013, de 1 de febrero, que modifica las Órdenes que establecen los currículos correspondientes a los títulos de los ciclos formativos de Grado Medio y Grado Superior adaptados a la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo de Educación, publicados antes del 1 de enero de 2012 en la Comunidad Autónoma de Cantabria, a la que aludí en mi post Novedades en los estudios de FP en Cantabria, publicado el 19 febrero-).
También, Miguel Ángel Serna aludió a la nueva modalidad de FP dual que promueve la Consejería. Se desarrolla en tres cursos, con cuatro horas de prácticas en empresas desde el primer año compatibles con cuatro horas de formación en los centros educativos. Los alumnos reciben una beca de 200 €, en primer curso; 300 €, en segundo curso y 400 €, en tercer curso, respectivamente.
El nuevo modelo de Formación Profesional dual, a día de hoy, se aplica en fase experimental, en un centenar de alumnos de 10 ciclos formativos, según datos proporcionados por la dirección general de Formación Profesional y Educación Permanente.
Concluyo esta reflexión con dos preguntas dirigidas a la Administración educativa: ¿Cuándo accederán los centros privados concertados a este formato de FP dual? ¿Contemplará el Gobierno de Cantabria la opción de COFINANCIAR las becas de los alumnos por las horas de prácticas que realicen en las empresas?
Yo me atrevo a sugerir una iniciativa justa. Dado que la cuantía de las becas se fija en 200, 300 y 400 euros, respectivamente, en cada uno de los tres cursos de la FP dual, responsabilícese la Administración del 50% de esa cantidad. Esta alusión es extensible a las becas para los alumnos de FP convencional. Si partimos de la beca más “simbólica” (200 euros/ mes) prevista para alumnos de primer curso –cuatro horas diarias de prácticas- ello representa unos 2,5 euros hora. Evítese la discriminación entre los más débiles, los jóvenes. ¡Es de justicia!
El éxito de esta opción educativa y el fortalecimiento de su atractivo para los potenciales alumnos dependerá en gran parte de su justa financiación, tanto en lo que a los centros se refiere como a las tasas y aportaciones de los alumnos para hacerla viable. Y, ¿cómo no? de la generosidad para estimular y financiar las horas de prácticas de los alumnos en las empresas. No se trata de un gasto, sino de una inversión en personas y en el futuro de nuestra comunidad. Ello contribuirá a atraer talento, innovación y emprendimiento a esta opción educativa sobre la que se sustenta la empleabilidad y el futuro desarrollo productivo de Cantabria.