La tecnología, un facilitador del aprendizaje

Lo hemos debatido muchas veces en Decroly y siempre hemos llegado a la conclusión de que la tecnología requiere de otros dispositivos para transformar la enseñanza y el aprendizaje

 

Algunos elementos clave y factores de éxito son imprescindibles para que el desempeño docente logre las cotas de éxito deseadas. Hoy, nadie duda de la importancia1-fjm que alcanza el propio diseño curricular, su aplicación en entornos de aprendizaje colaborativo, centrado en el alumno y en factores culturales y sociales, además de la utilización de una metodología adecuada. Para garantizar un aprendizaje eficaz y significativo conviene tener presente estos aspectos sin los cuales el potencial que aporta la tecnología quedaría muy devaluado.

 

Durante los cinco últimos años, principalmente, Decroly ha concedido una importancia de primer orden a la formación permanente del profesorado en tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC) y su aplicabilidad a la práctica docente cotidiana. Asimismo, el conjunto de sus profesionales docentes ha experimentado las ventajas de la incorporación de esas herramientas al día a día de los procesos de enseñanza – aprendizaje con notable éxito en los resultados obtenidos, tanto de índole académica como personal y social. Las TIC forman parte de la vida de las personas en la sociedad del conocimiento y, por tanto, su implantación natural y progresiva en Decroly se ha convertido en una realidad incuestionable. Decroly ha dicho adiós a un largo ciclo analógico de su historia para incorporarse a la era digital, paulatinamente.

 

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No quiero dejar de apuntar, a título de ejemplo, algunas ventajas y herramientas que aportan las TIC a los procesos de aprendizaje en Decroly:

1.    Los estudiantes disponen del programa de cada módulo o materia en la plataforma Moodle;

2.    Los profesores colocan aquellos contenidos que consideran relevantes: apuntes, documentos de utilidad, demos, normativa que afecta a la materia, enlaces a sitios de interés, tareas, pruebas de evaluación,…;

3.    Alumnos y profesores interactúan mediante el servicio de mensajería electrónica de la plataforma educativa;

4.    Los profesores facilitan información puntual instantánea al alumnado;

5.    Posibilitan que el profesor genere herramientas de trabajo colaborativo;

6.    Ahorran tiempo en las tareas administrativas inherentes a la función docente como: entrega de notas, disposición y consulta de los listados de alumnos, exposición de resultados de evaluaciones, realización de encuestas,…;

7.    Facilitan a alumnos y profesores el acceso a sitios web para obtener información;

8.    Permiten  el acceso a servicios de videoconferencia que suministran novedosas actuaciones pedagógicas, incluidas las interacciones con profesores y alumnos de otros centros educativos locales, nacionales e internacionales;

9.    Proporcionan formación y tutorías on line a todos los alumnos;

10. Viabilizan, en circunstancias de incapacidad transitoria, imposibilidad de acceso a las instalaciones del centro, tanto de profesores como de alumnos, una interactuación desde la distancia, a todos los componentes de la comunidad educativa.

 

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Ahora bien, la experiencia de estos años nos asegura, asimismo, que la sola utilización de las TIC es insuficiente para garantizar resultados de aprendizaje eficaz. La 2-aula-virtual-moodletecnología más innovadora no garantiza, por si misma, una renovación curricular ni pedagógica del profesorado. Así debemos asumirlo alumnos y profesores. La tecnología es una herramienta más que facilita el aprendizaje. Nadie duda de sus potencialidades didácticas y aportaciones al proceso de enseñanza aprendizaje. Eso sí, su relevancia dependerá en proporción geométrica del uso y aplicación didáctica del profesor y de su habilidad para obtener los mejores resultados.

 

Conviene recordar, una vez más, que los más prestigiosos gurús de la pedagogía moderna coinciden en afirmar que el proceso formativo no debe centrarse en la figura del profesor, de quien enseña, apoyada en lecciones magistrales, sino que debe construirse en función del alumno, de quien aprende, en base a sus necesidades y expectativas. La educación no debe dirigirse a la transmisión de conocimientos e informaciones por parte del docente, más bien a desarrollar la capacidad de producirlos y utilizarlos. En este momento histórico de la sociedad del conocimiento en la que vivimos, todas las variables que posibilita el sistema educativo, incluida la del profesor, se disponen a favor de la figura del alumno con el fin de crear y fomentar un entorno interactivo que beneficie el aprendizaje.

 

Hoy, no caben otras alternativas. La responsabilidad del profesorado se amplía hacia actuaciones  que van más allá del mero desempeño docente, entendido como facilitador del aprendizaje del discente, sino que debe actuar sobre su personalidad, sus múltiples inteligencias, para lograr una formación de excelencia  en todas sus dimensiones. ¡Ese es el reto!

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