Esta tarde, mientras tomaba un café en el Bar Viktoria de Igollo de Camargo, estuve conversando con su propietaria, Viktoria, así como bromeando y jugando con “Ratón”, un loro gris africano que alegra la vida a un grupo de amigos, clientes de ese establecimiento hostelero, que frecuentamos a la hora del café.

La verdad es que “Ratón” no se separa un instante de Viktoria. Es una atracción para todas personas que solemos tomar el café después de comer en este bar. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que “Ratón” es una mascota de lo más divertida, integrada en el ambiente hostelero del Bar Viktoria, que bien puede competir con otros animales de compañía, generalmente más populares, como son el perro, gato, hámster, pájaro o peces, por ejemplo.

Hace relativamente poco tiempo que frecuento el Bar Viktoria de Igollo de Camargo. La verdad es que “el culpable” de esa circunstancia es mi amigo Manuel “Lolo” Calderón. En ese establecimiento se reúne a la hora del café –eso, si, guardando las normas de seguridad e higiene sanitaria (mantenimiento de distancia, uso de mascarilla, grupo inferior a seis personas,…) recomendadas por Salud Pública en esta época de pandemia- con algunos compañeros y amigos comunes con los que compartimos aficiones e intereses de distinto tenor.

En las últimas semanas, hemos tomado el café en la terraza del local. Hoy, sin embargo, pudimos sentarnos en el interior del bar. Ello nos ha permitido protegernos de las inclemencias del tiempo, otros días estoicamente soportadas en el exterior.

“Ratón” me tiene encandilado. Unas veces, observa a los clientes desde el hombro o la mano de Viktoria; otras, no quita ojo a las personas desde su espacio en una esquina céntrica del bar. No pierde detalle. Está atento a todo lo que acontece y, cuando alguien se le acerca, “se deja querer” como cualquier otra mascota al uso, sea un perro, gato,…

Es evidente que “Ratón” es un animal de compañía “muy educado”. En este sentido tengo que reconocer que algo habrá influido en su actitud amistosa y buenos modales su “protectora”, Viktoria. “Ratón” es una mascota que se ha adaptado perfectamente al ambiente de los humanos sea en el entorno familiar o social, cual es el caso de su buen carácter con los clientes del bar.

Tengo que reconocer que “Ratón” inspira ternura, tal ver por el cariño que presumo le tiene Viktoria. Esa cualidad afectiva es la que nos invita a los clientes del bar –ese es mi caso- a dirigirnos a él con palabras jocosas y divertidas a las que el responde con sonidos de lo más variopintos.

Ayer, Viktoria llevaba una mascarilla muy bonita. Me gustó y así se lo dije. Entablamos una conversación en la que Viktoria sostenía que era “una mascarilla de chicas”. Yo la dije que no tengo manías y que a mí me gustaría tener una igual. Hoy me dio la sorpresa de regalarme ese modelo y se lo agradecí ofreciéndola dos mascarillas muy originales de un pack que me había conseguido mi secretaria, Mª José, a través de un proveedor ¡chino!

Casualmente, como en otros momentos de asueto, Viktoria tenía en su hombro a “Ratón” y yo, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, le hice unas carantoñas mientras le hablaba sobre cosas intrascendentes. “Ratón” se me quedaba mirando, haciendo gestos. Tal fue así que Viktoria me le posó en mi hombro. “Ratón” se sentías feliz y contento picoteando suavemente mi oreja y acariciándome la cara con su pico. ¡No me lo podía creer! Se comportaba conmigo de la manera más natural que jamás podría haber imaginado.

Ha sido un rato maravilloso. “Ratón” se ha sentido como un pez en el agua conmigo. ¡Y yo, también, con él!

Gracias, Viktoria; gracias, “Ratón”. Nunca olvidaré esta café de hoy. Confío y espero que, a partir de mañana, mi café en el Bar Viktoria me aporte la alegría que hoy he tenido el placer de disfrutar.

¡Muchas gracias!