Este es el título del reportaje publicado en el número 216 de la revista de economía y empresas Cantabria Negocios, correspondiente al pasado mes de setiembre, fruto de la entrevista previa realizada a quien suscribe por su director, el periodista José Ramón Esquiaga Calva
Cantabria Negocios es una de las publicaciones más prestigiosas de la región. Aparte de mis buenas relaciones personales con el presidente y editor, Eduardo Zúñiga Pérez del Molino, y con el director gerente, Chema Echeverría Solana, me une una suerte de compromiso personal con la propia revista por sus enseñanzas, presencia e impacto en la sociedad civil de Cantabria durante las dos últimas décadas.
La entrevista tuvo lugar en mi despacho, en Decroly. Como experto en comunicación, José Ramón Esquiaga supo crear un ambiente previo muy favorable. A título de introducción, estuvimos conversando sobre la realidad económica y política de nuestra región y de España. Recordamos, además, otros momentos en los que hemos mantenido alguna otra colaboración.
Poco a poco, casi sin enterarme, el periodista fue orientando la conversación hacia la temática objeto de la entrevista. En una primera aproximación, afirmé con rotundidad que gradualmente la Formación Profesional se erige como la opción más apreciada por los estudiantes al finalizar su etapa de Educación Secundaria Obligatoria. Esa circunstancia se produce gracias al prestigio y reconocimiento social que paulatinamente ha ido adquiriendo esta opción educativa. En esa consideración ha influido notablemente el hecho de que la FP presenta mayores tasas de empleabilidad que el Bachillerato.
Según datos oficiosos, la FP en España se sitúa en torno a los 800.000 estudiantes, una cifra superior, un año más, a los matriculados en Bachillerato. En Cantabria, las matrículas alcanzan un monto total de unos 12.000 alumnos. Esta foto finish de impacto de la FP en el sistema educativo muestra que, pasito a pasito, se está produciendo una inversión del orden de preferencia de los alumnos.
Por otro lado, comenté con Esquiaga, la sociedad de Cantabria, y la española, debe ser consciente que es imprescindible una inversión sostenible para potenciar la calidad del sistema formativo que representa la FP y, a su vez, ampliar su oferta educativa para dar respuesta a las cambiantes y exigentes necesidades del mercado laboral. Cada euro invertido en educación y formación profesional aportará beneficios indiscutibles en la mejora de la capacitación y cualificación profesional de los jóvenes, y de los adultos, con resultados palpables que darán una inmediata respuesta positiva a la lacra social que representa el paro juvenil.
En otro orden de cosas, puse un énfasis especial en la necesaria cooperación centro empresa. No podemos estar siempre hablando de lo que otros puedan hacer por nosotros, echando la culpa a terceros. Me refiero a las administraciones públicas y a la siempre denostada, por unos y otros, y por distintos motivos, legislación educativa. Sin renunciar a un imprescindible consenso y pacto social y político por la educación –en Cantabria somos pioneros en esa materia- una verdadera colaboración de los profesionales docentes con los responsables de recursos humanos de las compañías debería incidir en todos los ámbitos formativos, incluido en el currículo y la priorización de competencias profesionales y transversales a potenciar en los centros de FP, bajo la estrecha colaboración de los profesionales de la empresa.
Antes de profundizar en algunos aspectos relevantes de la FP deslicé una opinión que comparto con muchos otros expertos. Me refiero a la existencia de 17 modelos de educación y formación autonómicos cuya oportunidad debe ser, tal vez, reconsiderada a futuro por sus negativas consecuencias en materia de movilidad laboral con incidencia en la creación de empleo.
Ya en el fondo de la cuestión objeto de la entrevista tuve la oportunidad de trasladar mi opinión sobre innumerables temas como los relacionados con el estado actual de la situación de la FP en Cantabria, con sus pros y con sus contras. Eso sí, constatando, en todo momento, los puntos fuertes del sistema de FP cántabro pero denunciando, también, sus debilidades. En este sentido, llamé la atención sobre las flagrantes discriminaciones que sufrimos en la Concertada, particularmente aquellas que afectan a los más débiles del sistema, a los alumnos.
El buen momento de la formación profesional
Cantabria Negocios, setiembre de 2017
José Ramón Esquiaga Calva
Director
A falta de cerrar los datos definitivos con las últimas matrículas, la cifra de alumnos que cursará alguno de los ciclos de FP, en sus grados medio y superior, se mantendrá este año en cifras cercanas al máximo histórico que marcó el pasado curso. Sumados los alumnos de la FP Básica, el dato total de estudiantes de formación profesional se acerca a la cota de los 12.000, con una proporción cada vez mayor de alumnos con titulación universitaria. El descenso en el número de plazas para cursar la FP Dual y los cambios en el sistema de movilidad Erasmus, principales notas negativas.
De forma pausada pero continua, y en una tendencia que se ha hecho más acusada tras la crisis económica, la formación profesional ha ido conquistando cotas en su ascenso dentro de las preferencias de los alumnos y en el atractivo que sus titulados tienen para las empresas. En ese camino se han marcado hitos como el alcanzado durante el curso 2009-2010, cuando el número de matriculados en FP superó por primera vez la cifra de quienes cursaban bachillerato, o el del año pasado, cuando rebasó también por vez primera la cifra de 10.000 alumnos siguiendo alguno de los ciclos de grado medio o grado superior que ofertan los centros de FP cántabros. Los primeros datos adelantados para el curso que comienza este mes de septiembre no confirman que vaya a alcanzarse el registro marcado entonces –10.846 alumnos– pero sí que la cifra se quedará muy cerca, y en todo caso por encima de la simbólica frontera de los cinco dígitos. A esos números habría que añadir a quienes siguen estudios de formación profesional básica –alumnos que no han completado la Educación Secundaria Obligatoria– que fueron algo más de un millar el curso pasado y que sumarán una cantidad similar en el presente.
Las cifras de alumnos matriculados son el mejor indicador de la salud de la antaño desprestigiada FP, pero no el único. La creciente presencia de titulados universitarios entre quienes se matriculan en alguno de los grados da cuenta del atractivo de estos estudios e, indirectamente, de la buena acogida que encuentran en el mercado laboral quienes los completan. Pero también hay algunas sobras en el buen momento por el que pasa la formación más directamente relacionada con el ejercicio de una profesión, y las principales tienen que ver con la FP Dual, un instrumento especialmente atractivo para las empresas cuyo desarrollo en Cantabria permanece estancado y, lo que es peor, con una clara tendencia a la baja en su oferta de plazas.
Francisco Javier Muñiz Bárcena, representante de los centros privados en la Comisión de Formación formada en el seno de CEOE-Cepyme de Cantabria, no tiene dudas a la hora de calificar la oferta de formación profesional de Cantabria como una de las más completas de España, pero lamenta algunos pasos atrás que, en su opinión, se han dado en los últimos años: “En Cantabria hemos sido pioneros a la hora de poner en marcha y desarrollar algunas iniciativas que han tenido un gran éxito, como el bilingüismo, la movilidad Erasmus o la propia FP Dual. Son sistemas que han demostrado que funcionan pero que, por desgracia, se han visto frenados por algunas decisiones que no entendemos”.
El representante de los centros privados lamenta especialmente la forma en que se ha diseñado el sistema de becas para los alumnos que siguen una parte de su formación en un país europeo –el sistema Erasmus de la FP– que considera que discrimina a los centros que no son de titularidad pública, y ello a pesar de que toda la formación profesional que se imparte está concertada. También en relación con la movilidad europea, Muñiz destaca que algunas de las exigencias que marca la normativa parecen diseñadas para dificultar que los centros privados puedan ofrecer este tipo de itinerarios, y pone el ejemplo de la obligación de que el profesorado se desplace al país donde el alumno está llevando a cabo su estancia: “No sé si es algo que puede permitirse un centro público, pero es un coste inasumible para uno privado. Y además es una exigencia absurda, cuando hoy existen mil formas de mantener una comunicación fluida con los alumnos y con las empresas, sin necesidad de desplazarse y sin que la distancia sea un obstáculo”.
FP Dual
Pero probablemente el aspecto más preocupante entre los que menciona el representante de CEOE Cepyme de Cantabria tiene que ver con la FP Dual, y ello no tanto por sus efectos cuantitativos –el número de alumnos con acceso a este sistema siempre ha sido escaso– como por las posibilidades que centros educativos y empresas conceden a este instrumento como clave para mejorar la formación práctica de los estudiantes. A diferencia de la FP convencional –en la que la formación se da en las aulas, con un periodo de prácticas en las empresas–, la FP Dual combina la formación en las clases con la que se da en los centros de trabajo, desde el primer día y dando un mayor peso a la segunda en los años sucesivos. El curso que comienza este mes de septiembre será el primero en que este sistema se regirá de acuerdo a los requisitos marcados por la orden que publicó el Gobierno de Cantabria el pasado mes de marzo. Como modificación más importante, en la misma se contempla que para aprobar un proyecto de FP Dual –que siempre se realiza a petición del centro, que lo diseña en colaboración con las empresas– es imprescindible que la empresa que acoja a los estudiantes cuente con al menos cinco trabajadores en el departamento en que estos vayan a recibir la formación: “Quien tomó la decisión de establecer ese requisito, o bien no conoce la realidad empresarial de Cantabria, o bien no cree en la FP Dual, y no es descartable que coincidan las dos circunstancias. No hay muchas empresas en Cantabria que tengan cinco trabajadores en un departamento, y eso va a suponer una reducción drástica en el número de proyectos y, por consiguiente, en el número de alumnos que podrán realizar FP Dual”.
La Consejería de Educación no facilita los datos de las plazas de FP Dual que estarán disponibles el presente curso, pero los números del último ya recogían un importante descenso en relación a las cifras de los anteriores. Durante el curso 2016-2017, y según datos de la citada consejería, fueron 139 alumnos, de 14 centros educativos quienes cursaron FP Dual en alguna de las 33 empresas que colaboraron con el sistema. Como referencia, en el curso 2013-2014, con el sistema dando todavía sus primeros pasos, fueron 212 los alumnos de la FP Dual cántabra, 12 los centros y 26 las empresas que los acogieron.
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Noticias de Decroly publicadas en Educantabria en 2017