Cualquier razón es buena para compartir momentos con familiares, amigos y allegados, siquiera con una breve reflexión emotiva; hoy, por esa razón, toca conmemorar el Día Internacional del Abrazo
El “culpable” de esta iniciativa no es otro que mi veterano y apreciado amigo, y compañero de fatigas asociativas, emprendedoras y empresariales, Bienvenido Doalto López. “Bienve”, así le hemos llamado siempre sus amigos, se acordó de esta efemérides que hoy se celebra y me envió un mensaje muy elocuente: “hoy es el Día del Abrazo, mándaselo a quien tú creas que se lo merece, espero el mío”. Mi reacción fue inmediata y, por supuesto, así lo hice con Bienve y con unas cuantas personas a las que quiero y admiro.
Me interesé por el significado de esta señalada fecha y, como es habitual en estos casos, buceé en internet. Según consta en varias referencias en la enciclopedia digital por excelencia, «San Google», el Día Internacional del Abrazo fue establecido en 1986 en los Estados Unidos de Norteamérica (USA) por el psicólogo Kevin Zaborney, conocido también por el Embajador de los abrazos. La festividad se celebró por vez primera el día 21 de enero de 1986 en la ciudad de Clio, en el Estado de Michigan (USA) y su objetivo consistía en animar a todos los ciudadanos a abrazar a sus familiares y amigos más a menudo.
Según he podido leer en distintas fuentes, los abrazos tienen muchos beneficios para la salud. Así lo afirma, también, el singular personaje que inspiró esta celebración, Kevin Zaborney. Tal es así que muchas de esas fuentes afirman que el contacto humano mejora el desarrollo psíquico de las personas y aporta otros considerables beneficios.
Algunos informes señalan que el abrazo provoca placer, cubre nuestras necesidades afectivas, es necesario para
nuestro bienestar, contrarresta la timidez, expresa ternura y alegría, reduce el estrés, disminuye la presión arterial,… ¿será cierto todo esto?
En fin, esa no es la cuestión. Lo realmente importante hoy es que mi amigo “Bienve” se ha acordado de mí a la hora de enviar un abrazo a familiares, amigos y a otras personas de su entorno. ¡Gracias, Bienve”! y como es de biennacido ser agradecido me ha parecido interesante dedicar estas líneas a mi veterano amigo y compañero de fatigas en aquellos primeros años 80´en los que arrancó la Asociación de Jóvenes Empresarios de Cantabria (AJE).
Recordemos aquel acontecimiento. El “maestro de ceremonias” de aquella novedosa iniciativa fue Tasio Fernández quien, acompañado por Mª del Carmen Piñeiro, Rosario, el propio “Bienve” y otros actores que tuvimos un protagonismo menor puso en marcha AJE Cantabria. Así nació La Asociación de Jóvenes Empresarios, organización a la que poco a poco fueron integrándose un considerable número de empresarios (eminentemente autónomo, en un principio) que fijó su sede en la calle Cádiz.
AJE creció exponencialmente en los primeros años de su establecimiento en la Región. La sede se quedó pequeña y fue trasladada a la calle Jiménez Díaz, 3, justamente anexa a los locales de Decroly. La vocación multisectorial de AJE congregó a las más variopintas personas en su seno. Pero hoy toca hablar de “Bienve”, un cualificado profesional de la tapicería y la decoración que se ganó desde sus inicios profesionales la confianza de innumerables clientes particulares así como el reconocimiento de la totalidad de empresas del sector.
Voy a contar una anécdota reciente en la que he sido testigo de excepción. A raíz del nombramiento como ministro de Fomento de quien fuera alcalde Santander, Íñigo de la Serna, y de la ocupación de la alcaldía por Gema Igual, mantuvimos una conversación «Bienve» y yo muy emotiva. “¡ya lo decía yo entonces”! ¡Gema derrochaba talento!, me comentó. “¡Qué orgulloso me siento de Gema Igual!”.
Aquella joven colaboradora en la sede de AJE Cantabria, que llegó a la organización de la mano de quien fuera posteriormente presidente de la entidad, Román Villaescusa, se ha convertido en un relevante personaje público de Cantabria. ¡Enhorabuena, Gema!, me dijo. Ojalá encuentre un momento en su ocupada agenda y la podamos felicitar personalmente en el Ayuntamiento, apostilló. En fin, le prometí hacer las gestiones oportunas para que así ocurra próximamente.
Hace unos meses me reencontré con “Bienve” después de haber perdido su estela durante unos cuantos años.
Ahora tomamos café juntos muchos días… ¡incluso jugamos de vez en cuando una partida de mus! Además, nos identificamos con los mismos colores en el deporte rey hasta el punto que hemos asistido juntos a algún encuentro… ¿Dónde? Naturalmente, en el Estadio Santiago Bernabéu.
La verdad es que he escrito estas líneas porque me gustó mucho el gesto de “Bienve”. Se acordó de mí. No es que sea difícil recordarse de alguien a quien ves a menudo. De hecho, ayer nos encontramos dos veces por falta de una: por la mañana, en El Corte Inglés, acompañado él por Mari, su señora y yo por Nikita, mi hijo pequeño; por la tarde, en el Mesón Santa Cruz tomando un exquisito café preparado por la camarera más eficaz de Cantabria, Cristina.
En fin, todo este rodeo para decir que me emocionó el abrazo virtual que me envió “Bienve” esta mañana y por eso, sin reparo alguno, quiero decir a todo el mundo que lea este escrito que me siento feliz porque “Bienve” me ha dado hoy una alegría en forma de abrazo y porque ha demostrado ser un buen amigo, un tío cojonudo.
¡He dicho!