El reto de un sueño hecho realidad

En mi época de estudiante de Magisterio, a finales de la década de los años 60´ del pasado siglo XX -¡qué lejos queja esa fecha!- miraba, una y otra vez, al pasar junto a los edificios de ambos centros escolares, a las denominadas Escuelas Anejas a la Escuela Normal de Magisterio –hoy Facultad de Educación- con la ilusión de trabajar en una de ellas como maestro y, tal vez, algún día promover un centro educativo en el que pudiera dejar mi impronta

Desde muy joven compatibilicé mis estudios de Magisterio con la impartición de 1 fjmclases particulares. Primero, a los chicos de mi pueblo en verano, en el garaje de casa de mis padres, en los meses de julio y agosto, disfrutando de una aproximación a la posterior profesión docente. Esa actividad me facilitaba, además, ganar unas “perrillas”. Aquella decisión emprendedora me permitía presumir entre mis amigos de autosuficiencia económica, a pesar de que mis padres siempre me proporcionaron todos los recursos precisos para cubrir las necesidades propias de un joven de mi edad entonces.  

Todos los niños de mi pueblo, Mompía, y algunos otros de los pueblos de alrededor -Mortera, Prezanes, Bóo de Piélagos-, pasaron por el garaje de casa de mis padres y yo, emulando a mi siempre admirada maestra, Dª María Torner, me esforzaba apasionadamente para que mejoraran sus conocimientos, sus habilidades numéricas y sus competencias comunicativas orales y escritas, entre otras. En suma, ayudaba en su mejora educativa durante el período estival mediante ese refuerzo escolar y, al mismo tiempo, prestaba un servicio a las familias que mantenía ocupados a aquellos niños durante una buena parte de la mañana de aquellas vacaciones de verano. ¿Te acuerdas, José Mari?

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Más tarde, en el año 1973 inicié mi actividad profesionalcon todas las de la ley” en Santander; no en vano tramité la correspondiente licencia fiscal para dar clase como profesor sin academia –así se denominaba la acreditación correspondiente-. Tenía 22 años. Por esas fechas, un amigo de la familia, Modesto Ortega, me alquiló unas instalaciones en la Travesía de Floranes. Allí desempeñé mi actividad profesional docente, compatibilizándola con el año de prácticas de mi carrera de Magisterio, cursado en la Escuela Aneja de niños que entonces dirigía el sacerdote Don Ricardo Ruiz Vega, con mi actividad como profesor interino o, posteriormente, como propietario provisional hasta que pedí mi excedencia voluntaria.

En distintos momentos, por unas u otras razones, he colgado algunas entradas en este blog sobre aquellas vicisitudes. He seleccionados unas pocas para que las podáis releer cuantas personas sintáis curiosidad por cómo se fue fraguando lo que hoy es Decroly. Es el caso de Dedicación, motivación, compromiso e implicación profesional, publicado el 9 septiembre de 2014; Buenos profesores para mejorar la educación, de 14 febrero de 2012; Motivación en el aula, subida el  27 octubre de 2011 y DECROLY, curso 1980/81, publicada el 7 septiembre de 2010. También, por la especial emoción que me produce recordar aquellos momentos me permito mencionar una entrada de Miguel Ángel Rodríguez, 35 años, toda una vida profesional, publicada el 18 junio de 2013.

El período comprendido entre 1973 y 1978 fue crucial en mi desarrollo personal y profesional. Mi vocación docente y mi espíritu emprendedor impulsaron la decisión que adopté para fundar un centro de Formación Profesional que ocupara un espacio prácticamente inexistente de oferta educativa que, orientada hacia los jóvenes de Santander y de Cantabria, prioritariamente, les permitiera el aprendizaje de una profesión. Miguel Ángel Rodríguez lo recuerda en uno de los párrafos de su entrada antes mencionada.

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Recordaba hace unos días aquel momento histórico que precedió a la apertura oficial del curso 1978-1979 en Decroly. ¡Cuántas emociones contenidas acuden a mi mente! Me refiero a la inauguración de las primeras instalaciones de Decroly en la calle Jiménez Díaz. Fue el lunes 03 de julio, fecha en que comenzaron, además, los primeros cursos de verano en aquel local que ha servido de pilar básico de lo que hoy es Decroly. Días antes, el viernes, día 30 de junio, se había producido otro evento maravilloso, una de las TRES razones (mis hijos) que más sentido y felicidad han aportado a mi vida personal: el nacimiento de mi hija Tracy.

Aquella primera planta de las actuales instalaciones en Jiménez Díaz que posibilitó la inauguración de Decroly como centro de Formación Profesional Reglada, así se denominaba entonces, fue complementada con la segunda, al año siguiente y con la tercera y los locales destinados al taller de Fontanería, inmediatamente a continuación. Posteriormente, para dar respuesta a unas decisiones “disparatadas” de la Administración educativa de la época suprimiendo el denominado “doble turno”, en 1989, incorporamos las instalaciones del paseo del General Dávila, 200 y 212.

Aquella decisión, propiciada por mi inquebrantable determinación por el mantenimiento del estatus de toda la familia decroliana, y gracias a la financiación del Santander, evitó una crisis que hubiera diezmado nuestro centro, en unidades, alumnado y profesorado. Las QUINCE unidades que operaban entonces se habrían tenido que reducir a NUEVE, en el mejor de los casos. Nada más hay que observar la gráfica de la evolución histórica del alumnado de Decroly hasta esa época para comprender mejor cuanto afirmo. De hecho, muchos de vosotros, queridos compañeros, fuisteis testigos de excepción de la génesis de aquel proyecto de ampliación que consolidó la estructura educativa de entonces y dio paso a nuevos retos, desafíos y oportunidades futuros.

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Un paso adelante en el desarrollo y evolución de Decroly se produjo en 2001, gracias a una operación de compraventa realizada con una empresa participada por un gran amigo y exprofesor de Decroly: Ramón López Aparicio, “Moncho”. Los recursos físicos de entonces fueron completados con los locales anexos a la segunda planta de Jiménez Díaz. Aquella ampliación concluye una etapa evolutiva tal y como hoy conocemos el centro. Esa decisión estratégica facilitó la expansión de Decroly en número de ciclos formativos hasta completar las VEINTIDOS unidades que operarán en el próximo curso 2015-2016.

La trayectoria descrita muestra unas pinceladas de mi espíritu creativo e innovador orientado a sacudirme las cadenas que esclavizan, en no pocas ocasiones, la identidad y el talento de algunas personas. En estos cuarenta años, la sociedad de Cantabria y española han experimentado una transformación sin igual, sin precedente histórico alguno. Por ello, en ese transitar por la senda del túnel del tiempo, percibir esa realidad y constatar la aparición de los retos y desafíos que todo cambio conlleva, decidí subirme al tren que me ha guiado hacia una realidad profesional que se aproxima al sueño juvenil de mi época de estudiante de Magisterio al que aludía al principio de esta entrada.

Nunca me he resistido a los cambios precisos y convenientes a la hora de afrontar los sucesivos envites a los que el sistema educativo español y de Cantabria ha convocado. Más bien, por el contrario, he tratado de adelantarme a ellos mediante convenios con otras instituciones, extranjeras en este caso, como University Of5 examenescritoTCL Cambridge Local Examinations Syndicate (UCLES) –Cambridge Business Skills (CBS), Cambridge Information Technology (CIT)- o Trinity College London, -Integrated Skills of English (ISE), Graded Examinations in Spoken English (GESE)-, por ejemplo. Aquellos programas aportaron a Decroly un valor inestimable desde el punto educativo y empresarial.

He vivido con intensidad momentos educativos apasionantes que han contribuido al cambio de la historia de nuestro país. Desde el Libro Blanco que precedió a la Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, hasta la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE). Y ello, pasando por los avatares previos y posteriores a la promulgación de La Constitución Española de 27 de diciembre de 1978.

Por supuesto, a título descriptivo, no me olvido de otras regulaciones de carácter básico, como la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, Reguladora del Derecho a la Educación (LODE); la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE); la Ley Orgánica 9/1995, de 20 de noviembre, de la Participación, la Evaluación y el Gobierno de los Centros Docentes (LOPEG); la Ley Orgánica 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional (LOCFP) o la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE); sus desarrollos 6 cuadrogtornernormativos y toda la producción legislativa de Cantabria, a partir de Ley Orgánica 9/1992, de 23 de diciembre, de transferencia de competencias a Comunidades Autónomas que accedieron a la autonomía por la vía del artículo 143 de la Constitución, por la que el Estado cedió la “competencia de desarrollo legislativo y ejecución de la enseñanza en toda su extensión, niveles y grados, modalidades y especialidades”,

En fin, me he extendido demasiado, tal vez, en este post. Debe ser la melancolía que me invade en estos momentos. Pero en mi caso, como en la vida de cualquier otro ser humano, cuando las circunstancias de uno u otro tipo van cambiando, incluidas las obvias producidas por el paso del tiempo, la salud, u otras que se van acumulando sin ser llamadas, la mejor opción es afrontar ese cambio con dignidad, con naturalidad, con orgullo, con la satisfacción del deber cumplido, con agradecimiento a la vida que me ha dado tanto –emulando a la mundialmente famosa canción de cantante, compositora y activista americana Joan Báez “Gracias a la vida”-.

Hoy, Decroly es un referente educativo en Cantabria. No lo digo solamente yo; lo afirman personalidades de reconocido prestigio de todo el espectro social de esta comunidad autónoma. Ante el reto que representa una transición ordenada hacia el futuro sostenible del centro solo cabe subirse al tren del cambio. De esa manera los actuales actores podrán protagonizar y liderar el papel que la historia les ha reservado. De lo contrario, los protagonistas de ayer y de hoy deberán asumir que vendrán otros productores y directores –permítaseme el símil cinematográfico- con un proyecto educativo y empresarial distinto, quizá; “con otra película” en su cabeza; con ideas discordantes, tal vez, que no mejores ni peores, y podrían depositar la confianza en otros actores para su realización y para abordar los fines que se propongan. 

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El hombre absurdo es el que no cambia nunca” es una frase atribuida al periodista y político francés Georges Clemenceau que me reconforta en estos momentos. ¡Cuánta sabiduría encierra! Además, y lo suscribo plenamente también, como decía John Fitzgerald Kennedy, “el cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro”.

Es una decisión muy personal posicionarse en el lugar que mejor convenga a cada cual. Sin embargo, ha llegado el momento de elegir entre dos sendas perfectamente identificadas. Enfrentémonos con esperanza y optimismo al temor que siempre origina la razonable incertidumbre de optar por camino menos transitado porque esa determinación marcará la diferencia en un inmediato devenir.

Un comentario

  1. Un saludo muy cordial desde el ‘Far West’, Javier:
    a pesar de que he tenido un año bastante convulso, procuro mantenerme informado de lo que ocurre en decroly. Yo también considero los cuatro años que estuve en el centro como una época muy importante en mi carrera profesional y además sigo teniendo muy buenos amigos allí. Estoy seguro de que la transición que mencionas se llevará a cabo con éxito.

    En cuanto a mi aventura americana, todo parece indicar que continuará por lo menos otro año más, aunque esta vez por unos derroteros mucho más interesantes que el curso anterior. Se que había prometido escribir un artículo de despedida antes de irme y que no volví a dar señales de vida, pero es que la película que he vivido desde el día que aterricé aquí me consumió toda la energía. Creo que ahora que estoy de vacaciones es un buen momento para escribir mis impresiones y además, después de vivir todo un curso en USA y con la perspectiva de lo que me espera el siguiente, seguro que lo que cuente puede resultar más interesante.

    Os deseo a todos un buen final de curso y que disfrutéis del verano que comienza dentro de unos días.

    Rodrigo

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