El pasado martes, día 9 de setiembre, el Govern de la Generalitat de Cataluña ha aprobado el proyecto de ley de Formación Profesional (FP), que afecta a todo el territorio de aquella Comunidad Autónoma, con el foco puesto en tres asuntos de máxima relevancia: a) mejorar la empleabilidad; b) responder a las exigencias del modelo productivo, que experimenta inmensos cambios con la aparición de nuevas profesiones; y c) fomentar la formación a lo largo de toda la vida
La noticia no ha pasado desapercibida. La legislación que ahora aborda el Gobierno catalán tiene un interesante significado para este director que permanece atento a todos los movimientos que se producen en la normativa estatal y de las diferentes comunidades autónomas en materia de FP. Se trata, en este caso, de regular «un sistema de formación y orientación integral» entre las consejerías con competencias en Educación y Empleo. La legislación que impulsa la Generalitat de Cataluña en materia de FP conviene analizarla con detenimiento por las repercusiones que puede tener en los centros educativos, independientemente de la titularidad de los mismos.
La ley de Formación Profesional (FP) catalana, cuestiones referidas a su ordenamiento jurídico aparte, como son la creación de una comisión rectora presidida por el presidente de la Generalitat, con presencia de la administración y de organizaciones empresariales y sindicales; de un Instituto de Formación y Calificación Profesional de Catalunya que coordinará y aplicará las políticas de FP integrada, y de un Consejo de Formación y Calificación Profesional adscrito al instituto, presenta una novedad de mucho calado como es la creación de «centros de formación profesional integrada». Estos nuevos centros formarán indistintamente a jóvenes alumnos de FP y también a adultos en situación de desempleo y dispondrán de un consejo de formación y empresa y de un sistema de gestión de calidad y de mejora continuada tal y como informó la consejera de Educación, Irene Rigau, en rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno.
El modelo de «centros de formación profesional integrada» que propone el Gobierno de la Generalitat catalana coincide en sus líneas maestras con los denominados “centros integrales de Formación profesional” del País Vasco. Un centro integral de FP es aquel que desarrolla formación profesional inicial reglada, formación ocupacional y formación continua.
En Euskadi, las entidades que componen la ya existente Red de centros integrales de Formación Profesional incluyen centros públicos y privados. A su vez, esa red de centros la forman TRES tipos de instituciones: Centros de Formación Profesional Superior, Centros de Innovación Tecnológica y Centros Técnicos Singulares. Se encuentran ubicados a lo largo y ancho del territorio de esa Comunidad Autónoma.
Los Centros de Formación Profesional Superior imparten principalmente Ciclos Formativos de Grado Superior, con algunos Ciclos Formativos de Grado Medio y Bachillerato. Su oferta se dirige, además de a la FP inicial y a la población activa mediante la formación continua y ocupacional. Estos centros ejercen una actividad de coordinación en relación con determinadas funciones generales como son las relaciones con las empresas, la formación del profesorado, el desarrollo de materiales didácticos, etc.
Los Centros de Innovación Tecnológica son centros de carácter muy especial, de alto nivel tecnológico, especializados en alguna familia profesional. Ejercen, también, funciones de Innovación y Desarrollo y de formación del profesorado, en relación con el resto de la red, así como funciones de investigación tecnológica en general, en relación con las empresas. Ofertan formación inicial y continua para activos ocupados y desocupados.
Los Centros Técnicos Singulares son Institutos o Centros de Secundaria, pero específicos de Formación Profesional. Estarán especializados en 1 o 2 familias profesionales, impartiendo Formación Inicial y Formación Continua para activos ocupados y desocupados.
Las instituciones que conforman la Red de centros integrales de Formación Profesional en Euskadi tienen por misión ofrecer a la ciudadanía la formación asociada al sistema de cualificaciones profesionales, impartiendo tanto ciclos formativos como formación asociada a las cualificaciones y, en su caso, a la formación de base. Su principal característica consiste en facilitar la permeabilidad de la oferta institucional de formación, impulsando lo más posible los esfuerzos de cualificación de los trabajadores y garantizando el buen funcionamiento del sistema integrado de formación profesional.
En cualquier caso, durante la Conferencia Internacional “La importancia de la Formación Profesional en la Competitividad y el Empleo“, que se celebró en Donostia los días 28, 29, y 30 de mayo pasado, con participación de delegados de más de cuarenta países, se puso de relieve el estado de incertidumbre y de enorme complejidad en el que vive la sociedad, lo que obliga a cambiar para luchar contra esa inseguridad. Asimismo, en ese foro, se habló sobre la oportunidad de revisar la tipología de centros con una nueva clasificación para enfrentarse a los cambios estructurales, metodológicos, de gestión,… cambios que contribuyan a conformar centros sólidos y comprometidos con la sociedad, con el medio ambiente, con la seguridad, con la innovación, con el emprendimiento,…
Cantabria dispone de un modelo propio de FP que nada tiene que envidiar al de otras comunidades autónomas. Ahora bien, la producción normativa básica, publicada por el Gobierno de España, y el desarrollo que, en su caso, se produce en esta Comunidad Autónoma, muestran unas connotaciones claras de cambio constante para adaptarse mejor a las demandas del mercado cántabro, español y global. Por otro lado, ello no es óbice para que yo manifieste públicamente mi admiración por el modelo vasco, especialmente en lo referente al concepto de Centro Integral de Formación Profesional.
En Decroly, en el contexto de la Comunidad Autónoma cántabra, disponemos del talento, la determinación y el espíritu de cambio y de mejora continua inoculado coasociativamente entre todos los profesionales de esta empresa a lo largo de sus casi cuarenta años de existencia; invertimos en las personas; creemos en las personas y en la necesaria mejora continua de sus competencias profesionales, emocionales y sociales; posibilitamos la competitividad de las empresas, mediante la formación continua de su fuerza laboral; creemos e impulsamos la formación profesional a lo largo de toda la vida; reforzamos la implicación de todos y cuantos trabajamos en esta compañía, con el fin de alcanzar los objetivos académicos y empresariales establecidos colegiadamente; velamos por la atención a la diversidad, la multiculturalidad y la integración de todos los agentes del sistema educativo en nuestro centro; impulsamos la producción y uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación y formación;…
Cantabria no ha adoptado ni desarrollado la figura de Centro Integral de Formación profesional, como hiciera el País Vasco. Creó un Centro Integrado de Formación Profesional y, de momento, parece que no se concede prioridad a la autorización de nuevos centros integrados, sean públicos o privados. Decroly dio un paso al frente, en su día, solicitando autorización para crear uno de familia profesional pero no fue contemplada su propuesta por las autoridades educativas y de empleo a quienes compete la pertinente autorización. Sin embargo, en la práctica, Decroly es un Centro Integral de Formación Profesional sui generis.
En Decroly impartimos ciclos formativos de FP Inicial, autorizados por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte; ofrecemos Formación Profesional para el Empleo, en un amplio ramillete de cursos y certificados profesionalidad, a trabajadores en activo o desocupados, a través de las convocatorias anuales del EMCAN –Servicio Cántabro de Empleo-, dependiente de la Consejería de Economía y Empleo y, además, Decroly es una Entidad Organizadora de Formación al amparo de la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo que mantiene convenios de colaboración con más de 700 empresas de Cantabria.
En fin, tal vez haya llegado la hora de apostar por una figura jurídica de centros de FP a imagen y semejanza del ya experimentado modelo del País Vasco y, en su caso, perfeccionado con ideas de otras propuestas como la que ahora presenta el Govern de la Generalitat con su proyecto de ley de Formación Profesional. Es decisión del Gobierno de Cantabria dar ese paso. Yo me limito a sugerir una reflexión sobre el particular en beneficio del sistema cántabro de FP.
Acabo con una frase célebre acuñada desde hace muchos años y que me viene como anillo al dedo en esta situación. Se atribuye al naturista inglés Charles Darwin (1.809 – 1.882) y define muy bien lo que pretendo transmitir: “no sobrevive ni el más inteligente ni el más fuerte, sino el que mejor se adapta a los cambios”.