Urbanidad, una joya de época

En unos momentos en los que se debate una nueva Ley de Educación, y se discute sobre el currículo que debe mantenerse, modificarse o incluirse en esta nueva etapa de la educación en España, recibir un ejemplar de Urbanidad para niños, una obra de  Pablo Solano Vitón, aprobada por R.O. de 5 de mayo de 1879 para servir de libro de texto en las escuelas de primera enseñanza, me ha producido una especial sensación por lo que representa de actualidad algunos de los conceptos que giran a su alrededor y que se me antoja imprescindible recuperar más bien pronto que tarde, siquiera como contenidos transversales en la enseñanza obligatoria

Durante el largo Eastern week end, de jueves 28 de marzo a lunes 01 de abril he recibido mucha correspondencia vía e mail, como es costumbre, en mi caso. Entre todas lasFJM 005 entradas –algunas de profesores como es el caso de Begoña Goitia, Javier Herrero, Maite Muñiz, Óscar Rodríguez,…-, destacan las de Marta Guzmán, profesora en Decroly, responsable de programas y proyectos europeos. Marta no escatima tiempo ni esfuerzos para tenerme informado sobre las innumerables actuaciones que se acumulan en esta época del año en el departamento que coordina.

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Además, siempre tiene un último detalle como el referido a su escrito del sábado “Para que hagas un descanso”, me dijo, que vino acompañado de un archivo al que más tarde aludiré y que me ha inspirado para escribir este post. Urbanidad, una joya de época, s.XIX y principios del XX, así se denomina el fichero adjunto que me remitió ese día, eso sí, a una hora discretita -12.54 de la mañana-. El escrito, para mi sorpresa y satisfacción a la vez, desbordó mis iniciales expectativas. Se trataba del curso “Urbanidad para Niños”, una obra escrita por el maestro, director de la Escuela Pública de niños de la Casa de la Beneficencia de Valencia e inspector provincial Pablo Solana Vitón, ¡en 1879! para ser usada como libro de texto de Urbanidad, una asignatura obligatoria en el plan de estudios de primera enseñanza.

Previamente, el jueves 28, Marta me había enviado los oportunos deberes –homework-, según sus palabras. Para ello, intercambiamos criterios sobre el escrito de la Agencia Ejecutiva en el Ámbito Educativo, Audiovisual y Cultural – EACEA – The Education, Audiovisual and Culture Executive Agency (EACEA)- de la Unión Europea, recibido en Decroly el martes 26 en su condición de Institución de Educación Superior. El comunicado tiene por objeto establecer la convocatoria de solicitud para tramitar online la Carta Erasmus de Educación Superior –European Charter for Higher Education (ECHE) 2014-2020- que sustituye a la Carta Universitaria Erasmus –Erasmus University Charter (EUC)-, en vigor durante el período 2007-2013.

En otro orden de cosas, Marta llamó mi atención con abundantes datos acerca de Unity in Diversity: Living, learning and working in a diverse society -Unidad en la diversidad: Vivir, aprender y trabajar en una sociedad diversa-  (2011-1-DE2-GRU06-078032), una Learning Partnership del programa sectorial Grundtvig en la que participa Decroly junto con otros socios de Alemania y Escocia y que celebrará una reunión en Santander entre los próximos días 10 y 13 de abril.

 1 MARTA FJM

Marta me trasmitió la información sobre las últimas gestiones referidas al alojamiento de nuestros socios europeos;  las conversaciones y escritos cruzados con Eutiquio Cabrerizo, con respecto a una eventual visita a la ONCE; los últimos datos sobre el estado de situación de las gestiones ante la Consejería de Educación, Cultura y Deporte relacionados con la audiencia del consejero Serna a todos los participantes en este proyecto; las consultas y peticiones formuladas por nuestros socios irlandeses de Supporting the Transfer of Education and Mobility Strategies (STEMS); la correspondencia mantenida por Marta con Dr. Monika Schellenberg, líder alemana de este proyecto, para ultimar los detalles de la agenda;…

La correspondencia con Marta este jueves tuvo un toque de colorido cultural –y no tan 2 Nikitaprofesional- como el relativo a “curiosidad gramatical del idioma español” –superinteresante, Marta-; “niños de antes”, ¡que extraordinario documento! -sin pretenderlo hiciste un radiografía precisa de la infancia de mi generación- y, ¿cómo no? a las ¡20.52 horas! me reenvió los últimos detalles sobre la organización y reserva de una estancia de mi hijo Nikita en Inglaterra este verano –Thank you very much, indeed, Marta; Marharyta, Nikita and I truly appreciate it!-.

Posiblemente, a estas alturas de “la película”, alguien pueda estar preguntándose: este tío  (por mi) ¿de qué va?; ¿empieza o no a hablar de urbanidad? ¿Por qué nos cuenta “su vida” y, lo que es “más grave”, la de Marta? En fin, ¡vamos allá!

En primer lugar, para situarnos en el escenario en que Pablo Solano Vitón escribe esta obra -1879-, conviene saber que la Urbanidad era una asignatura obligatoria en las escuelas. A la sazón se encuentra en vigor Ley de Instrucción Pública de 9 de setiembre de 1857, promulgada a instancias del Ministro de Fomento, Claudio Moyano Samaniego, en el Gobierno de la Reina Isabel II. Por cierto, en vigor hasta 1970. Pero, ¿Qué se entiende por urbanidad? ¿Qué dice hoy el Diccionario de la Real Academia Española? ¿Cómo han evolucionado los conceptos de corrección, cortesía, respeto, amabilidad, prudencia, humildad, obediencia,…?

 3 gracias, por favor,adios, hola

¿Qué contenidos figuraban en el plan de estudios de Urbanidad en la escuela de primera enseñanza? ¿Qué aprendían los niños en esta disciplina? ¿Qué son los buenos y malos modales? ¡Caray!; ¡cuantas preguntas! Estamos en condiciones de dar una definición concreta de urbanidad o, por el contrario, a la hora de definir este concepto tendríamos que acudir a múltiples definiciones. Yo personalmente me quedo con una frase muy sencilla y muy simple: urbanidad es saber convivir; implica saber estar, agradar y, tal vez, imprimir un toque de estilo, delicadeza  y exquisitez a nuestro comportamiento cotidiano, sea a nivel familiar, en casa; en la escuela; en la oficina; en el juego o en el deporte.

El concepto tradicional de Urbanidad quizá se identifique hoy más con el de buena educación; buenos modales; amabilidad; cuidado y consideración propios y ajenos;4 no olvides decir higiene personal; lenguaje cordial y correcto; esperar el turno en la fila; mantener nuestras cosas en orden; cortesía; cuidado de los pequeños detalles con el prójimo: una sonrisa, ceder el paso a terceras personas, ofrecer el asiento del autobús a un anciano, decir “con permiso”, por favor, gracias,…

Yo soy un hombre afortunado. Por razones obvias de edad he conocido una sociedad en la que primaban esos valores, actitudes y conductas. Recuerdo a mis bisabuelos paternos, nacieron en el siglo XIX y vivieron hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Yo les conocí y tuve la inmensa fortuna de escuchar sus enseñanzas informales, de impregnarme de su sabiduría popular. Esa cultura interiorizada y respetada por la ciudadanía se transmitía generación a generación. En mi familia, por poner el ejemplo que mejor conozco, yo he sido un actor principal en un escenario de ¿seis generaciones, tal vez? Si, la de mis bisabuelos, abuelos, padres, la mía propia, mis hijos y nietos. Además puedo presumir de la enorme fortuna de haber sido discípulo de Dª María Torner, mi maestra del alma y del corazón que, en materia de urbanidad –como en tantas y tantas otras cosas- dejó una impronta en mi pueblo, en Mompía, que hoy perdura en el recuerdo de todos cuantos disfrutamos con sus enseñanzas.

Urbanidad para Niños me ha trasladado en un viaje imaginario a mi niñez, a la escuela de mi pueblo. Si leemos la obra nos daremos cuenta de que todo el mensaje que atesora el término urbanidad ha sufrido una metamorfosis muy potente a lo largo del tiempo y, especialmente, en estos primeros años del siglo XXI. Yo animo a todos los maestros y profesores a leer este breve texto; a compartirlo con sus alumnos y, eventualmente, con sus padres o tutores; a reflexionar sobre  valores atemporales que desgraciadamente parece que se “pasan de moda”, como si de una prenda de vestir se tratara; a recuperarlos y difundirlos para que se conviertan en actuaciones cotidianas.

Pablo Solano Vitón es autor, también, de otras disciplinas que conformaban los planes de estudio de la primera enseñanza, etapa educativa que duraba hasta los 9 años y que, previa aprobación de un examen general de las materias que componían ese nivel educativo, se accedía a la segunda enseñanza, siempre que hubieras cumplido los diez años. Entre sus obras merecen un lugar destacado Gramática Castellana; Historia Sagrada; Urbanidad para Niñas; Geografía;…

 5 alumnos Maria Torner

Urbanidad para Niños y otras obras de Pablo Solano Vitón eran libros que utilizamos los niños de mi generación en la escuela unitaria de primera enseñanza de sus respectivas localidades, en las ciudades y en los pueblos. Yo guardo un recuerdo muy especial de la vehemencia con la que Dª María nos inculcaba esos comportamientos propios de lo que hoy denominaríamos una buena educación.

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