El jueves, día 13 de junio, el Foro de Educación Cantabria presentó al público el número uno de la segunda etapa de la revista de educación NEXO2 y el I Premio de Periodismo y Educación en el Parlamento regional.
Permítaseme recordar en primer lugar que, tal y como figura en su web institucional www.foroeducacioncantabria.es “la asociación Foro de Educación Cantabria tiene como finalidad constituir un espacio abierto a toda la comunidad educativa para su participación, encuentro, reflexión, diálogo y debate, con el fin de mejorar la educación y la cultura en general y de Cantabria en particular”.
Por otro lado, al presentar la carta de identidad en su bitácora, afirma: “las personas que formamos parte del Foro de Educación Cantabria llevamos en la mente y en el corazón una idea y un proyecto educativo y cultural para Cantabria”. Asimismo, sostiene el Foro, en su apartado “Pensar la educación”, que es su voluntad “ofrecer a la sociedad de Cantabria la oportunidad de pensar, reflexionar, profundizar, debatir y contrastar sus puntos de vista sobre la educación y la cultura. Y, como consecuencia de ello, poner a disposición de todos propuestas e iniciativas interesantes, serias, profundas, informadas, debatidas y contrastadas”.
Entre los objetivos más importantes que persigue se encuentran los siguientes:
- Debatir la situación actual del sistema educativo, las políticas y los desafíos sociales, pedagógicos, educativos, formativos y culturales que en él se planteen.
- Analizar y evaluar la labor institucional con el fin de asegurar que esta impulse y desarrolle políticas
educativas inclusivas, justas, de calidad y éxito educativo para todos.
- Proponer alternativas a diferentes cuestiones de la educación de Cantabria; establecer relaciones y colaboraciones con instituciones, otras organizaciones, asociaciones y/o fundaciones.
- Promocionar y organizar actividades formativas, como conferencias, debates, seminarios, cursos, jornadas, talleres o congresos.
- Dar a conocer buenas prácticas y experiencias docentes y educativas e impulsar el intercambio de las mismas, de manera especial en los ámbitos organizativo, metodológico y didáctico.
- Realizar proyectos de investigación e innovación educativa y difundirlos en nuestra comunidad autónoma y fuera de ella.
- Llevar a cabo la publicación de artículos, revistas, informes y estudios y potenciar la formación permanente en nuestra sociedad.
La presentación de NEXO2 y del I Premio de Periodismo y Educación estuvo a cargo de Dolores Gorostiaga, Presidenta del Parlamento de Cantabria, Ramón Ruiz, Presidente del Foro de Educación Cantabria y de Montserrat Domínguez, periodista, responsable de El País Semanal y de la coordinación de revistas y suplementos de fin de semana.
En su alocución, Dolores Gorostiaga destacó el compromiso que ha tenido siempre para mejorar la educación en Cantabria. Ramón Ruiz presentó el Foro de Educación Cantabria y desgranó los cuatro bloques de contenidos del nº1 de NEXO2 en esta ocasión con un tema central dedicado al Pacto Educativo. Asimismo, Ruiz dio a conocer el I Premio de Periodismo y Educación que distingue el trabajo periodístico que haya contribuido de manera especial a reflexionar y difundir los valores de la educación. Este primer galardón ha sido concedido a Monserrat Domínguez. En su discurso de agradecimiento, Domínguez destacó, también, la similitud de retos que tienen los periodistas y los docentes. En ambos, afirmó, es necesario la buena práctica para hacer frente a la incertidumbre y los cambios tecnológicos.
Este acto académico reunió a un cualificado número de personalidades del mundo de la educación y de la cultura de Cantabria. Además de las ya citadas, que actuaron de ponentes en esta efeméride, entre la audiencia se encontraba Rosa Eva Díaz Tezanos, vicepresidenta del Gobierno de Cantabria y exconsejera de Educación; Alonso Gutiérrez Morillo, exdirector general de Educación; Jesús Gutiérrez Barriuso, exdirector general de Educación y expresidente del Consejo Escolar de Cantabria; Javier Argos González, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Cantabria;… Barriuso y Argos autores de sendos artículos publicados en este primer número de NEXO2, dedicado al Pacto Educativo.
Para concluir esta entrada he elegido transcribir, con la autorización de su autor, un artículo que me recuerda momentos apasionantes en el Consejo Escolar de Cantabria del que formo parte.
PACTO EDUCATIVO; LOS CIMIENTOS PARA CAMBIAR LA EDUCACIÓN.
El acuerdo por la educación en Cantabria
Por Jesús Gutiérrez Barriuso
NEXO2
En los asuntos públicos trascendentales, mejor vivir con acuerdo, que sin él; mejor pactar, que estar en una batalla permanente que impida construir.
La Transición española, tan denostada por algunos, nos dejó valores y ejemplos que no deberíamos perder. La cultura del pacto, del acuerdo, tanto social como político, es uno de esos ejemplos emblemáticos que no se pueden ni se deben olvidar, a riesgo de entrar en una inestabilidad e irresponsabilidad permanentes; en las que, desgraciadamente, puede que estemos instalados ya.
Sencillamente, para una sociedad, para un país, los pactos y acuerdos sociopolíticos son necesarios siempre; pero hay determinados momentos en que son imprescindibles. La Transición sociopolítica española fue uno de esos momentos y ahora, con toda claridad, estamos en otro. Desde hace ya tiempo, se han hecho indispensables determinados pactos o acuerdos; cada vez urgen más.
Uno de esos ámbitos en los que resulta urgente el pacto o el acuerdo es la educación. Hace ya algunos años, que la sociedad española clama por un pacto educativo nacional. Existe una nítida conciencia social, aunque quizás no tanto política, de que ese pacto es vital para la educación de nuestro país.
La necesidad de ese pacto nacional por la educación suele argumentarse diciendo que, desde los años setenta para acá, demasiadas siglas dicen algunos; la LGE, la LODE, la LOPEGCE, la LOGSE, la LOCE, la LOE, la LOMCE, y alguna otra que podría citarse. En realidad, ese parece más bien un argumento simple, propio de quienes creen que las leyes de educación no deberían cambiar. El problema no es si hay o ha habido muchas leyes de educación. El problema real ha sido que los cambios de algunas de esas leyes han sido muy contradictorios; unos han sido para avanzar y otros para retroceder porque añoraban un pasado mejor; falsa o ficticiamente mejor, que no existió como tal.
Y bien pensado, en realidad, vivimos tiempos de muchos, profundos y rápidos cambios en todos los ámbitos de la vida; de unos somos más conscientes y de otros menos. Pero nuestra vida está sometida a un permanente cambio, que en los últimos veinticinco o treinta años se ha acelerado cada vez más. La educación no puede sustraerse a los cambios sociales, industriales o del conocimiento, por ejemplo.
El sistema educativo necesita, a partes iguales, estabilidad y flexibilidad, con capacidad de cambio, adaptación e innovación; se requiere estar de acuerdo en cuáles son los pilares sólidos en los que la educación de toda la ciudadanía española debe sustentarse; a la vez que debemos dotarnos de mecanismos de reflexión, investigación, actualización y adecuación.
No podemos olvidar el loable intento de pacto educativo, prácticamente conseguido, que el entonces ministro de Educación, Cultura y Deporte, Ángel Gabilondo, llevó a cabo y que, estando ya acordado tras un complejo proceso, fue rechazado, en el mismo momento de su firma, por el principal partido político de la oposición en aquel momento. Era un pacto social y político por la educación, y fue un claro ejemplo de proceso bien llevado y que solo intereses inconfesables de un partido político hicieron fracasar en el último momento, cuando todo estaba ya acordado y pactado.
El más reciente intento ha sido un estrepitoso fracaso. No se empezó bien, hubo muchas prisas y pocos previos, como dirían algunos; mucha desconfianza y, en los cimientos, se adivinó desde el inicio ausencia de auténtica voluntad.
De nuevo, fue un fracaso político. Una subcomisión parlamentaria, dijeron muchos y resultó que tenían razón, no era ni la estrategia ni el foro adecuados. Ciertamente, tuvo mucho interés lo que allí se dijo, pero no es suficiente decir, exponer y escuchar. Es necesario contrastar y debatir con voluntad de acordar; darse tiempos y volver, una y otra vez; siempre con la actitud de ceder.
Si algo se ha puesto de manifiesto es la incapacidad política para abordar un pacto nacional educativo; pero, de este fracaso, deberíamos haber aprendido algo si, como decía Demóstenes a los atenienses en su tercera Filípica, “lo malo del pasado podemos transformarlo en lo mejor para el futuro”.
Deberíamos haber aprendido algunas cosas; por ejemplo, que el pacto o acuerdo debe ser primero social y, solo después, político. Esto es básico; primero, porque es la sociedad española la que lo quiere y, aunque es cierto que existen posiciones muy diversas y hasta antagónicas, no lo es menos que en esa inmensa diversidad social no será difícil encontrar muchos puntos de encuentro y acuerdo. Como suele decirse, es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Encontrar lo que nos une, los puntos de acuerdo, debería de ser el faro que nos guiara y uniera para avanzar.
Por otro lado, deberíamos haber aprendido también, con las diferentes reformas y leyes educativas puestas en marcha, que el único sentido válido es de abajo hacia arriba; nunca al revés. A este respecto, explicaba Hargreaves en los años 90, que desde arriba la distancia entre dos puntos siempre es engañosa; se ve más corta que a ras de suelo. Por ello, se necesita que el acuerdo se construya desde abajo, que sea social y se base en todo aquello que compartimos, que es muchísimo, con toda seguridad.
Salvando las diferencias, pero pudiendo tomar como ejemplo los procedimientos utilizados, podríamos fijarnos en diferentes Comunidades Autónomas que, con humildad y paciencia, han sido capaces de construir un pacto social y político para la educación de sus respectivos territorios. Cantabria, por ejemplo.
El Acuerdo por la Educación en Cantabria
Cantabria tiene un Acuerdo por la Educación, construido a lo largo de dos cursos escolares, 2015-16 y 2016-17. El Acuerdo por la Educación en Cantabria fue obra de todas las organizaciones que representan a los diferentes sectores de la comunidad educativa en el Consejo Escolar de la Comunidad Autónoma y fue firmado por unanimidad de todos y cada uno de los miembros del Consejo[1].
Evidentemente, es un acuerdo social. Quienes construyeron el Acuerdo por la Educación representan a toda la comunidad educativa y a toda la sociedad de Cantabria en el Consejo; son profesores y profesoras, directores y directoras, alumnos y alumnas con representación sindical; así mismo familias; en todos los casos, tanto el profesorado como las familias, representando a la educación pública y concertada, en las proporciones reales correspondientes. En la construcción del Acuerdo participaron también los representantes de las patronales de centros privados y concertados; los representantes de la administración educativa, así como alcaldes y alcaldesas en representación de la Federación de Municipios de Cantabria; representantes de CEOE-CEPYME por las entidades asociativas de empresarios relacionados con la educación; representantes de las centrales sindicales de la Comunidad Autónoma y del personal de administración y servicios, así como un representante de la Universidad de Cantabria.
En los días que siguieron a la firma de ese acuerdo educativo eminentemente social, aquel mayo de 2017 y tras dos años de intenso trabajo, el Consejo pidió una reunión conjunta a los cinco grupos políticos con representación en el Parlamento de Cantabria para presentarles el acuerdo conseguido. Una semana más tarde, tuvo lugar esa reunión en la sede del Consejo. En ella, los cinco partidos políticos -Partido Popular, Partido Regionalista de Cantabria, Partido Socialista, Ciudadanos y Unidos Podemos- mostraron su pleno apoyo y respeto al acuerdo social alcanzado con tanto trabajo, dedicación y dificultad; así como su firme voluntad de formalizar el acuerdo político en sede parlamentaria. Formalización que se hizo efectiva aproximadamente un año después.
Sin duda, del Acuerdo por la Educación en Cantabria, cabe resaltar algunos logros. Si valioso resultó el procedimiento utilizado para alcanzar un acuerdo por unanimidad de sectores tan dispares y diferentes como pueden ser, por ejemplo, el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Cantabria (STEC-STAC) y las patronales de los Centros de Enseñanza Privada (CECE) y Organizaciones de Educación y Gestión (EG); igualmente valioso fue el contenido del acuerdo, reflejado en el documento del mismo. Un documento construido y acordado palabra a palabra, frase a frase, medida a medida; de manera laboriosa, dialogada, informada, contrastada y debatida.
El documento contiene 120 medidas, valiosas e innovadoras, que se insertan en diferentes ámbitos y temas esenciales de la educación. Ámbitos como el sistema educativo de Cantabria, el centro educativo, el profesorado, las familias, el currículum y los procesos de enseñanza-aprendizaje, entre otros. Y algunos temas de relevancia como el currículum escolar, la evaluación, innovación e investigación educativas; la convivencia y educación en valores; identidad y relevancia de la Educación Infantil; el diálogo, la participación y democratización; o la inclusión, diversidad, interculturalidad, equidad e igualdad de oportunidades.
Pero si importante resulta que el Acuerdo por la Educación en Cantabria proponga, con absolutaunanimidad, 120 medidas sobre ámbitos y temas tan controvertidos, no resultan menos destacables los textos que las acompañan. Textos que, consensuados hasta la última palabra, tienen la intención de que no quede resquicio a la duda respecto del sentido que las medidas buscan.
A modo de ejemplo y para que quede clara la naturaleza del Acuerdo por la Educación en Cantabria, se destacan a continuación algunos fragmentos tanto de los textos aludidos, como algunas de las medidas.
Sobre lo que el Acuerdo persigue y el tipo de proceso seguido para su elaboración se dice en la introducción:
“El objetivo fundamental que se ha perseguido es conseguir un acuerdo, capaz de recoger y hacer visibles todos aquellos aspectos educativos considerados relevantes por los diferentes sectores de la comunidad educativa, representados en el Consejo Escolar de Cantabria, tomando como referente prioritario la atención educativa de calidad y equidad para todo el alumnado.
Como puede comprenderse, se trata de un acuerdo básico. Pero lo que se recoge en él es el fruto del arduo y largo proceso de debate, reflexión, análisis y consenso sobre los múltiples aspectos que se fueron aportando por las partes implicadas en la construcción de este acuerdo.
La construcción del documento ha sido lenta, como ocurre siempre que tratan de ponerse de acuerdo quienes se encuentran en posiciones no solo diferentes, sino, a veces, contrapuestas. Pero ello otorga más mérito al acuerdo alcanzado. La naturaleza del proceso llevado a cabo tiene un gran valor en sí mismo, pues pone de manifiesto que, cuando hay voluntad, paciencia y empeño por parte de quienes pretenden alcanzar un acuerdo, este siempre es posible”.
Y sobre la educación que compartimos y queremos para Cantabria, se dice entre otras cosas:
“Las organizaciones firmantes del presente acuerdo entendemos que la educación es un derecho fundamental para la sociedad y un servicio público universal; por tanto, el Estado, en el ejercicio de sus atribuciones, es el único que puede y debe garantizarlo.
La garantía de este derecho implica que los poderes públicos, como responsables de la programación general de la Educación, oferten al conjunto de la sociedad un servicio de plena responsabilidad pública, universal, basado en principios y valores democráticos, en condiciones crecientes de calidad y equidad, que responda a la necesidad de formar ciudadanos críticos y activos que puedan hacer frente a los complejos retos actuales y futuros”.
Se recoge, igualmente, el siguiente compromiso sobre la financiación de la educación en la Comunidad Autónoma: “El Sistema Educativo de Cantabria contará con una financiación pública y unos servicios comunes adecuados que permitan atender con calidad y garantizar el éxito educativo a todo el alumnado. Para ello, se deberá dedicar una financiación mínima del 5% del PIB en 8 años, con la intención de alcanzar, en otros 8 años, el 7%”.
O sobre el calendario escolar: “El calendario escolar deberá ser acordado con la comunidad educativa y organizarse bajo criterios pedagógicos y de mejora de la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje; con un equilibrio de duración de los períodos y con descansos en mitad de los mismos, de tal manera que se puedan evitar, en la medida de lo posible, problemas de fatiga y cansancio para el alumnado, mejorando, además, la convivencia en el centro educativo”.
En definitiva, si algo puso de manifiesto el Acuerdo por la Educación en Cantabria fue que son muchos los planteamientos que se comparten a pesar de defender intereses contrapuestos; y que, si hay voluntad efectiva de construir un acuerdo, no habrá diversidad de posturas imposibles de mover para alcanzarlo.
Algunos aprendizajes hechos
A modo de conclusión, se exponen algunos aprendizajes hechos a lo largo del proceso de construcción del Acuerdo, que podrían ser de alguna utilidad.
Ante todo, es necesario tener claro que, como ya se ha dicho, primero debe ser el acuerdo social y, solo después de construido este, vendrá el acuerdo político. Más aún se puede decir; si se consigue un pacto social, habrá un pacto político; sin duda alguna, este es subsidiario de aquel.
En segundo lugar, cabe decir que es fundamental mimar el proceso y no escatimar ni tiempo ni esfuerzos en él. Sin un proceso adecuado, jamás habrá un pacto educativo nacional. A veces, será necesario parar y darse tiempos para reflexionar, siempre con tareas que hacer durante esos intervalos.
Es condición indispensable que exista un liderazgo positivo y optimista, con gran capacidad de empatía y diálogo, de quien dirige el proceso, y que se gane, día a día, el reconocimiento y la autoridad moral de quienes participan.
Resulta fundamental dedicar tiempo amplio a los previos; a trabajar conjuntamente actitudes colaborativas y voluntades de llegar a acuerdos, así como a centrarse en el objetivo fundamental, acordando estrategias concretas de trabajo.
Cuanto antes y de manera más clara se visibilicen los desacuerdos, mejor; antes se desecharán determinados aspectos, temas o problemas y se podrá dedicar más tiempo y trabajo a elaborar aquello que se comparte o en lo que cabe alcanzar algún punto de acuerdo.
No hay por qué empeñarse en que aparezcan todos los temas que, de manera tópica, se consideran relevantes. Lo importante es conseguir algunos pilares sólidos, aunque se echen en falta temas y asuntos. Pactar y acordar es renunciar. Por eso todos echarán en falta seguramente muchas cosas.
Que exista un clima tranquilo, de diálogo y confianza mutua, en el que ceder sea la actitud normal y visible en todos, será un gran motor para avanzar.
Ir consiguiendo un buen ramillete de acuerdos anima y motiva a todos a continuar en el proceso. Por eso, convendrá ir haciendo de manera periódica balance y recapitulación de los logros.
En resumen, el acuerdo conseguido en Cantabria es un modestísimo ejemplo. Hay que ser conscientes de que en el imaginario social existen muchos modelos educativos, que no hacen fácil el pacto; pero, con toda seguridad, en lo fundamental puede haber un acuerdo básico, que nos preserve de posibles excesos legislativos, nada deseables.
“Se necesita un Sistema Educativo que permanezca estable en sus aspectos fundamentales, durante un periodo de tiempo amplio, contando con mecanismos de revisión, que permitan adoptar medidas de actualización, rectificación y mejora sobre aquellos problemas que se vayan detectando en su aplicación”, dice el Acuerdo por la Educación en Cantabria.
No necesitamos bandazos en forma de avances y retrocesos. Necesitamos marcar el rumbo en el que avanzar y ponernos de acuerdo en cómo hacerlo. Sencillamente, para eso necesitamos un pacto educativo nacional.
[1] El texto del Acuerdo por la Educación en Cantabria se puede encontrar en la web: http://www.consejoescolardecantabria.es/