¡Qué mensaje encierra este verso de la canción El Rey, cuya letra y música fue escrita por el mejicano José Alfredo Jiménez! Escucharla en la radio, mientras conducía hacia Decroly desde mi casa esta mañana, me ha inspirado la entrada que subo hoy a mi blog en la que señalo a la Formación Profesional como uno de los elementos más notables para lograr la integración social de las personas, combatir el desempleo juvenil y, por ende, luchar contra la pobreza, la marginación y hacer efectiva la igualdad de oportunidades
Mi sentimiento profundo de ciudadano europeo se sustenta en el espíritu que aglutina el lema oficial de la Unión Europea (UE): Unida en la diversidad (en español). Para ello, defiendo con firmeza la equidad en libertad asumiendo las características y las peculiaridades de todos los pueblos de la UE en clave continental. Asimismo, postulo el descubrimiento del talento innato de cada individuo que despliegue sus múltiples inteligencias conducentes al logro de habilidades, capacidades y competencias profesionales, personales y sociales.
En esa misión se enmarca toda la actividad educativa y formativa de Decroly. Además, y no me duelen prendas por reiterarlo, su decidida apuesta por la creatividad, el emprendimiento, el autoaprendizaje y la innovación sitúa a este centro en cotas de internacionalización absolutamente contrastables. Tal es el caso de la incorporación del aprendizaje integrado de contenidos y lengua inglesa (AICL) en el plan de estudios de todos los ciclos formativos de grado superior y la entusiasta participación de todos los miembros de la comunidad educativa decroliana en programas y proyectos europeos, especialmente impulsados en estos dieciséis años de lo que va de siglo a través de proyectos piloto, el Programa de Aprendizaje Permanente (PAP) 2007 -2013o en el actual Erasmus + 2014-2020.
Hoy, la FP ha alcanzado cotas de prestigio social muy considerables. En todo caso, desde el punto de vista de su impacto internacional, la FP ocupa un lugar destacado en los programas de movilidad de la Unión Europea. A su vez, en clave local, tanto en Cantabria como en el resto de España, se ha producido un incremento enorme en la inserción laboral de los titulados de los distintos niveles y familias profesionales. Ello ha sido posible, fundamentalmente, gracias a la contribución y colaboración de las empresas en su formación, principalmente a través del módulo de Formación en Centros de Trabajo (FCT) y/o de las Prácticas de los alumnos participantes en convenios de FP Dual.
Los estudios de FP se han convertido en una primera opción para muchos jóvenes. Atrás queda en el olvido el viejo estereotipo social que relegaba esta opción educativa a un segundo plano. De hecho, todo lo anteriormente descrito ha dignificado sobresalientemente los estudios de FP. Aun así, la comunidad educativa que da cobertura en España a unos 800.000 alumnos en los distintos regímenes, modalidades y niveles de FP y, por supuesto, Decroly, no cejan en su esfuerzo sostenible por mejorar los estándares de calidad educativa. Ello se traduce en una apuesta permanente por la dignificación de la FP a través de cuantos cauces se encuentran en su mano para ello.
En Decroly, los estudiantes descubren un contexto educativo muy favorable. La permanente renovación pedagógica del profesorado ha sido uno de los factores de éxito más notables. La aportación de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC) ha sido otro elemento facilitador de ese entorno. Ese escenario ha permitido a docentes y discentes hablar un mismo idioma: el idioma digital, el idioma que se habla en la sociedad del conocimiento, mundializada y diversa en la que han nacidos todos los nativos digitales que pueblan las aulas de este centro de FP.
La FP aporta las competencias profesionales, personales y sociales imprescindibles para atender las demandas de las empresas. A través de los estudios de FP podemos garantizar altos niveles de empleabilidad que palían el desempleo juvenil situado todavía en cotas inadmisibles. Los centros de FP, y Decroly es un firme defensor de esa premisa, debemos posibilitar la salida al mercado de profesionales adecuadamente cualificados. Para ello, en consonancia con las demandas de los empresarios, tenemos que conseguir un gran compromiso con los estudiantes para detectar y desarrollar adecuadamente su talento y satisfacer las exigentes y cambiantes necesidades del mundo del trabajo, a nivel local, nacional o internacional.
Llegado este punto, concluyo con la frase que me ha servido para titular esta estrada: No hay que llegar primero, pero hay que saber llegar. Si, en Román paladino, expresión utilizada por Gonzalo de Berceo para indicar la lengua que usaba el pueblo llano para comunicarse, esa expresión tiene un significado muy claro en un contexto educativo. Me refiero a robustecer la equidad en nuestras aulas; proporcionar una educación y formación acorde con las capacidades, talento y expectativas de cada discente; en suma, a crear y consolidar una cultura formativa inspirada en un tratamiento personalizado que facilite la llegada a la meta que señala las aspiraciones de cada estudiante: llegar el primero o el último, pero llegar.