La Asociación ACANPADAH (Asociación Cántabra de Padres de Ayuda al Déficit de Atención y/o Hiperactividad) ha participado en un Taller sobre Trastorno de Atención con Hiperactividad (TDAH) que se ha celebrado en el salón de actos del centro en el contexto de las actividades complementarias y extraescolares programadas para el primer trimestre del presente curso
El taller, orientado a los profesionales docentes de Decroly, ha contado con una participación mayoritaria del claustro de profesores. La ponencia inicial “Claves para comprender el comportamiento del TDAH” fue dictada por el psicólogo Ramón Soto Borbolla.
Al comienzo de su intervención, Soto Borbolla aclaró que no pretendía ofrecer “recetas” que solucionaran todos los problemas sino, más bien, aclarar en qué consiste este trastorno y de qué forma se puede manifestar en los alumnos. Según el ponente, sólo comprendiendo este comportamiento los docentes podrán actuar de forma lo más idónea posible en cada caso; eso sí, las actuaciones posteriores a la detección de un TDAH no siempre han de ser las mismas: cada individuo con TDAH es distinto e igualmente sus circunstancias y entorno -que le condicionan- también difieren.
Un TDAH, manifestó Soto Borbolla a continuación, es un trastorno de conducta de origen neurológico, con probabilidad de ser hereditario y de carácter crónico. Nuestro cerebro pasa por un proceso de maduración y su eficacia funcional depende de que evolucione favorablemente. Si hay algún tipo de desajuste o alteración en su neurodesarrollo, probablemente habrá un TDAH. En este caso, algunas de las funciones ejecutivas que residen en el cerebro, y que son las que nos ayudan a desarrollar nuestras tareas mediante un comportamiento flexible (posibilidad de anticiparnos a lo que va a pasar, de adaptarnos a las circunstancias que van surgiendo, de inhibirnos de nuestras reacciones internas…), quedan limitadas en mayor o menor grado.
Algunas de estas funciones ejecutivas fueron citadas y explicadas por el ponente:
- El control inhibitorio, esto es, la capacidad para frenar una respuesta saliente, retirar una respuesta en marcha, no atender información irrelevante o evitar interferencias.
- Memoria de trabajo, cuya limitación es determinante para muchos alumnos. Consiste en la posibilidad de manipular mentalmente los datos dados, de modo que éstos se organicen de tal manera que puedan asimilarse mejor.
- Flexibilidad cognitiva o posibilidad de crearnos unos esquemas mentales que nos facilitan la adaptación al medio.
- Fluidez verbal; quien demuestra habilidad en este aspecto a su vez refleja que posee actividad cerebral fonológica y/o semántica.
- Planificación o capacidad para pensar anticipadamente y generar acciones para conseguir algo, poder representar el tiempo estableciendo pasos, etapas…
- Lenguaje interno, o lo que es lo mismo, esa voz privada que habla con nosotros mismos, con la que pensamos, sentimos, vivimos, nos animamos… El control del lenguaje interno evita nuestras explosiones emocionales.
Soto Borbolla consideró como algo básico y exigido para el óptimo funcionamiento social y laboral de cualquier individuo la existencia de una educación emocional, esto es, de un aprendizaje en habilidades emocionales (percibir, saber usar, comprender y regular las emociones). Un déficit emocional deriva a menudo en trastornos de conducta (droga, violencia hacia los demás) o en trastornos de afecto (agresividad hacia uno mismo, depresión, acumulación de estrés, sentimientos de ser rechazado por los demás…) Por ello, la competencia profesional de un docente, según el ponente, no es suficiente para tratar a estos chicos con TDAH; es preciso conocer las funciones ejecutivas antes mencionadas y entenderlas mejor, de manera que una vez detectadas las dificultades, se puedan ofrecer los apoyos necesarios a través de prácticas oportunas.
Las posteriores intervenciones del profesorado al finalizar la presentación de su ponencia del señor Soto Borbolla pusieron de manifiesto la realidad social fuera y dentro de las aulas. Abogan los profesores decrolianos por implicarse en programas de formación continua sobre este particular y manifestaron su interés y preocupación, a su vez, por la escasez de apoyos especializados para atender estas conductas. El profesorado se encuentra muy desasistido, sin una formación adecuada para atender estos casos, por la falta de recursos humanos y materiales para mitigar la situación, la escasez de apoyo por parte de la Administración educativa y, lo que es más preocupante, de los propios padres de los afectados.