La colaboración entre los centros de Formación Profesional y las empresas facilita la necesaria formación y cualificación profesional de los jóvenes, primer eslabón para acceder a un empleo de calidad y dar respuesta a las cambiantes necesidades del mercado de trabajo
Quienes estamos a pie de obra en un centro de Formación Profesional sabemos muy bien que el acceso al empleo de los jóvenes, y del conjunto de los ciudadanos, es directamente proporcional a su cualificación profesional. Ese objetivo se adquiere, bien a través de los estudios reglados de ciclos formativos de Formación Profesional Inicial, que promueve el sistema educativo; mediante formaciones conducentes a certificados de profesionalidad, ofertados por las entidades homologadas dependientes de la autoridad laboral; a través de la formación permanente de los trabajadores en activo en las empresas; o por medio de otros aprendizajes no formales e informales.
Por otro lado, el mercado de trabajo ha experimentado una metamorfosis sin precedentes, seguramente por el impacto de la confluencia de sofisticados entornos tecnológicos. Ello, junto al fenómeno de la globalización, ha transformado los convencionales perfiles profesionales demandados tradicionalmente por las empresas.
Las propuestas formativas que daban respuesta a las exigencias de las empresas durante la primera Revolución Industrial, hoy se han quedado obsoletas. Ahora es preciso sustituirlas por otras que acuñen una amplia diversidad de competencias profesionales y, también, transversales de carácter personal y social. Este escenario descrito ha conducido a un desajuste sin precedentes del mercado de trabajo que hace muy difícil conciliar las actuales demandas empresariales y las futuras con los perfiles formativos de quienes hoy demandan empleo.
Una máxima de Decroly, año tras año, consiste en apelar a una más potente interrelación centro-empresa. En este curso escolar 2017-2018 que ahora comienza queremos reforzar los ámbitos de cooperación, particularmente con las empresas con las que hemos firmado convenios de colaboración para la realización, por parte de los alumnos, del módulo de Formación en Centros de Trabajo (FCT) por parte de los alumnos, tanto en las entidades e instituciones de Cantabria como en las compañías extranjeras, fruto de las movilidades Erasmus de alumnos y profesores.
Afortunadamente, la bolsa de empleo de Decroly sigue proporcionando a los empresarios de Cantabria candidatos que reúnen todos los requisitos exigidos. Hemos alcanzado un cierto equilibrio, suficientemente ponderado, entre las competencias profesionales que proporcionaba uno u otro título de FP y las habilidades y capacidades transversales imprescindibles más demandadas por los empresarios.
Una pincelada sobre este contexto lo adelanté en las pasadas presentaciones del curso 2017-2018. Según datos aportados por el coordinador de FCT, Antonio Medrano, una decena de alumnos que finalizaron sus estudios en junio obtuvieron un puesto de trabajo en la misma empresa en la que realizaron su FCT. Un caso que me llamó especialmente la atención fue el de Gabriel Juárez al que dediqué mi última entrada EXPERIENCIA EN DECROLY Y PROGRAMA ERASMUS el martes pasado.
Pero el hecho de que, en mi opinión, las cosas van bien no es óbice para seguir impulsando propuestas fomentadoras de la empleabilidad. Para alcanzar ese objetivo, hemos de propiciar y consolidar un intenso escenario colaborativo centro-empresa, a todos los niveles, como señalaba anteriormente. Cuanto mayor sea esa cercanía, primero encontraremos el camino hacia la convergencia de intereses y de alternativas formativas que beneficien a todas las partes.
Decroly, consciente de esa imperiosa necesidad, proyecta en los departamentos didácticos la responsabilidad de adecuar el proyecto curricular de etapa a las necesidades de los sectores productivos, en general, y de empresas concretas, en particular. Un marco de cooperación centro-empresa facilitará una mejora continua en la cualificación del alumnado, de los profesores y de los empleados de las compañías. O preparamos a nuestros jóvenes estudiantes para dar respuesta a las específicas exigencias de los puestos de trabajo o serán firmes candidatos a engrosar las listas del desempleo.
En ese paquete de medidas colaborativas cabe, también, la formación y reciclaje técnico profesional del profesorado y la adquisición de competencias transversales, o de otro tenor, por parte de los trabajadores de las compañías. Para acercarnos a ese objetivo el departamento de relaciones centro empresa propone un paquete de medidas que serán presentadas a los responsables de recursos humanos, principalmente, por los profesores del módulo Formación en Centros de Trabajo (FCT). Posteriormente, desde el equipo directivo se facilitará tanto la asistencia del profesorado a formaciones en entorno empresarial como el diseño de acciones formativas para mejorar habilidades y capacidades de los empleados.
El viernes pasado, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), dictó una conferencia en el incomparable marco del Trinity College de Dublín sobre el problema del desempleo juvenil en Europa. En su ponencia ”Youth unemployment in the euro area”, se refirió, entre otras muchas cosas interesantes, a las elevadas ratios de paro existentes en España, y en otros países como Grecia, Italia y Portugal, gravemente afectados por la recesión.
Pero, el señor Draghi dejó, también, un claro mensaje que comparto. Aludió a dos factores que describen esta cruda realidad: las características del mercado de trabajo y a la escasa formación profesional de la gente joven. En 2016, señaló el presidente del BCE, el 17% de las personas entre 20 y 24 años de edad en la Zona Euro no estaban ni trabajando ni estudiando ni formándose de ninguna manera.
En España, que durante la gran recesión entre los años 2007 y 2013, la tasa de desempleo juvenil se situó por encima del 50%, la cifra descendió hasta un 21%, solo 3 puntos porcentuales por encima de 18%, cantidad en la que se situaba el desempleo Juvenil en 2006. Llegado a este punto, permítaseme afirmar que algo habremos hecho bien los españoles durante los últimos tres años. La tendencia de estos casi cuatro años merece ser destacada y valorada. ¡Estamos en el buen camino! A pesar de todo, Draghi sostiene que «La escasa formación profesional es uno de los principales motivos del alto desempleo juvenil en España«. Y yo, ¡estoy de acuerdo! Luego, ¡manos a la obra!
Voy a ir concluyendo. Eso sí quiero dejar algunos mensajes muy claros. Yo hace muchos años que he “declarado la guerra” a los estereotipos. La Formación Profesional ha dejado de ser el “patito feo” del sistema educativo. Su prestigio social va in crescendo en Cantabria y en España y, en mi opinión, va a continuar por esa senda. Naturalmente, queda un amplio recorrido de mejora que no debe ser obviado tampoco.
Las empresas se han dado cuenta de que es concretamente en esta etapa educativa en la que se encuentra un importantísimo nicho de recursos humanos que pueden dar respuesta a sus exigentes necesidades. La reputación de los perfiles profesionales y de las competencias anexas que ofrecen los títulos hace que las compañías pongan el foco en los profesionales que salen del sistema de FP.
La valoración de la FP no deja lugar a dudas. Tal vez una de las razones que atraen tanto a los estudiantes como a los empresarios sea el enfoque práctico y la orientación al mercado de trabajo de las competencias profesionales, personales y sociales que presenta el colectivo de titulados -de hecho, existen estudios sobre empleabilidad y Formación Profesional que lo demuestran-. Igualmente las cifras de la oferta de empleo lo ratifican: un 30% de esas propuestas de empleo van dirigidas a los titulados en ciclos formativos de Formación Profesional. Además, existen publicaciones que señalan algunas especialidades con tasas de empleo superiores a las que se dan en las titulaciones universitarias.
A propósito de esto, quiero recordar que dos de las familias que cuentan con más salidas profesionales se encuentran implantadas en Decroly. Una, la familia de Administración y Gestión, el 12,4% de las ofertas, con todos los ciclos formativos de FP Básica, Grado Medio y Grado Superior; otra, la familia de Informática y Comunicaciones, el 9,7%, igualmente, con ciclos formativos en FP Básica, Grado Medio y Grado Superior.
Con respecto al papel de Decroly en el sector entiendo que somos un centro representativo de buenas prácticas, en cuyo proyecto educativo ocupa un lugar relevante la información y orientación profesional, la innovación, el emprendimiento y la movilidad. Todo ello en base a un atractivo compromiso cooperativo de alumnos-profesores, en equipo, para alcanzar los objetivos deseados por todos y cada uno de los estudiantes.
Concluyo con una llamada a la ciudadanía, a los empresarios y, en particular, a los jóvenes, y con una categórica afirmación: Los estudiantes de FP se caracterizan por su rápida adaptación al mercado laboral.
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Noticias de Decroly publicadas en Educantabria en 2017