La autoevaluación y coevaluación del alumnado pide paso en Decroly

En la reunión del equipo directivo de Decroly el pasado martes se suscitó un debate propiciado por una reflexión mía en relación con los criterios de evaluación de la práctica docente, de la ejecución de los procesos de enseñanza – aprendizaje y de los subsiguientes resultados referidos a conocimientos y competencias clave, profesionales y transversales de los alumnos

La discusión se centró en las distintas concepciones sostenidas por reconocidos 1 javier muñizpedagogos y especialistas contemporáneos y en la experiencia práctica de profesionales docentes de los centros más innovadores del momento en materia de educación y formación. Unos y otros proponen interesantes ideas a través de publicaciones de innumerables trabajos e informes contrastados. A título de ejemplo, con carácter relacional, destaco la evaluación inicial o de diagnóstico, formativa, sumativa y tipológica. Esta última, objeto de discusión en la reunión del equipo directivo del día 4, contempla procesos de autoevaluación, coevaluación y/o heteroevaluación como describiré más adelante.

La contraposición a estas tendencias innovadoras se mantiene en las tradicionales, y, en mi opinión, excesivamente monolíticas estrategias de evaluación. Aquellas se centran, fundamentalmente, en la valoración de la adquisición de conocimientos y, en el mejor de los casos, de competencias clave y profesionales de los alumnos. Se efectúa por el profesorado exclusivamente. Es la denominada por algunos expertos la heteroevaluación, obviando otros recursos posibles y convenientes, en virtud del perfil de nuestro alumnado, como son la autoevaluación o la coevaluación.

Vaya por delante que Decroly ha desalojado de su argumentario pedagógico las ancestrales metodologías de enseñanza aprendizaje sustituyéndolas por otras acordes con los alumnos y ciudadanos, en general, que pueblan sus aulas en el umbral de la era digital. Si bien, el camino ha sido largo, y no exento de resistencias y dificultades propiciadas por diversos actores entre los que se sitúa una parte del profesorado y del alumnado. Tal vez, esa realidad sea consecuencia de su propia formación, en los primeros, y de las influencias de aquel tipo de metodologías y procesos obsoletos, aún vigentes en muchos centros de primaria y de secundaria, en los segundos.

2 profesoras

La evaluación académica, igual que la de cualquier otro ámbito profesional, empresarial o social, contempla criterios de aseguramiento de la calidad, como los establecidos y referenciados por las principales compañías mundiales de acreditación, certificación, validación, verificación y formación a través de una amplia gama de líneas y esquemas, cual es el caso de la ISO 9001-2008. Decroly se ha posicionado desde su fundación en 1978 en un escenario de mejora continua en materia de innovación tecnológica y pedagógica. Por otro lado, su compromiso con una estrategia de aseguramiento de la calidad educativa se somete a una periódica evaluación y certificación por LLOYD´S Register Quality Assurance en la norma precitada.

Esta evidencia y autoexigencia conlleva un compromiso permanente para repensar todo tipo de procedimientos y procesos educativos colegiadamente por todos los sectores de la comunidad educativa3 evaluacion decroliana, además del profesorado. La evaluación del alumnado, en el más amplio sentido de la palabra –además de las áreas del conocimiento-, es un elemento esencial del proceso de enseñanza aprendizaje en clave de desarrollo personal, educativo, profesional y emocional.

El concepto de evaluación educativa es muy amplio, discutible y muy propicio para la controversia. Sin embargo, este proceso continuo y formativo, a su vez, constituye un apartado determinante en el ámbito educativo.

Yo he dedicado mucho tiempo a reflexionar sobre este asunto y me he permitido subir posts con mis opiniones sobre el particular. Es el caso de Evaluación del proceso enseñanza – aprendizaje (I), publicado el 17 enero de 2014 y de Evaluación del proceso enseñanza – aprendizaje (II), de 11 febrero de 2014. Dicho sea de paso, elijo estos artículos para marcar una cierta distancia con el debate del martes pasado en el equipo directivo, sin que ello sea óbice para considerar otras entradas producidas con frecuente periodicidad desde entonces.

Invito al claustro de Decroly, y a cuantos otros profesionales de la docencia se sientan atraídos por el tema de la evaluación, a leer ambas entradas y otras relacionadas en los susodichos escritos. Me he permitido seleccionar un texto extraído de un párrafo del segundo de los mencionados documentos. Dice así: ….”otorgamos un enorme valor a la evaluación inicial o de diagnóstico; a la evaluación formativa, presente a diario en cada actuación pedagógica y metodológica de todos los implicados en el proceso de enseñanza – aprendizaje; a la evaluación sumativa, aplicada para certificar los logros al final del proceso en el tiempo –trimestral o final- y a la evaluación tipológica, contemplando procesos de autoevaluación, coevaluación y/o heteroevaluación”.

Permitidme reiterar, con carácter preliminar a mis comentarios posteriores, que la evaluación académica forma parte del proceso de formación integral y de valoración del rendimiento educativo de cada estudiante. Debe realizarse a partir del proyecto educativo (PE), de la programación general anual (PGA), de las programaciones didácticas (PD) y de cuantas otras connotaciones contribuyan a definir el modelo pedagógico y los criterios definidos en los estándares de calidad de Decroly. Ahora bien, y enlazo con el párrafo anterior, ¿estamos contemplando todas las facetas de la evaluación educativa con la adecuada ponderación? Esa era la reflexión que yo auspiciaba en el equipo directivo y que traslado a toda la comunidad educativa decroliana.

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Centremos el foco en la evaluación tipológica, sin que ello excluya un ápice otros tipos de evaluación precitados (inicial o de diagnóstico, formativa, sumativa). Pocas veces, creo yo, contemplamos la evaluación desde una perspectiva distinta de la del docente. Y es aquí donde quiero poner el acento de esta entrada. ¿Pueden tener un protagonismo ponderado otros agentes evaluadores (los alumnos)? Yo, defiendo con firmes convicciones esta posibilidad. No en vano mi experiencia profesional en ese sentido es abrumadoramente positiva.

Si comenzamos por la heteroevaluación –la más habitual y convencional- podemos convenir que es aquella en la que, exclusivamente, el profesor evalúa los resultados del alumno. El profesor diseña, planifica, implementa y aplica la evaluación y el estudiante es el sujeto paciente que se limita a responder lo que se le pregunta para demostrar sus conocimientos y competencias. Este recurso permite al estudiante y al docente:

5 exito

  • Identificar carencias o “puntos flojos” que es necesario reforzar antes de seguir adelante con el programa.
  • Evitar repeticiones innecesarias de objetivos que ya han sido alcanzados.
  • Dar soporte para la planificación de objetivos reales, adecuados a las necesidades e intereses de cada estudiante y del grupo.
  • Trabajar en el diseño de actividades de refuerzo, destinadas al grupo o a los individuos que lo requieran.

6 alumnos

Mediante la autoevaluación es el propio alumno evaluado quien pone en valor su propio desempeño. Esa responsabilidad acredita a cada discente para juzgar sus propias posibilidades, detectar sus limitaciones y decidir los cambios precisos para mejorar su aprendizaje. La autoevaluación permite al estudiante además:

  •  Emitir juicios de valor sobre sí mismo en función de ciertos criterios de evaluación o indicadores previamente establecidos.
  • Estimular la retroalimentación constante de sí mismo y de otras personas para mejorar su proceso de aprendizaje.
  • Participar de una manera crítica en la construcción de su aprendizaje.

 La coevaluación se realiza por el grupo de alumnos. Este instrumento facilita un proceso de valoración conjunta realizado por todos ellos sobre la actuación de cada uno sus integrantes, contemplando criterios de evaluación o indicadores establecidos previamente por consenso. La coevaluación posibilita al alumno y al docente:

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  • Identificar los logros personales y grupales.
  • Fomentar la participación, reflexión y crítica constructiva ante situaciones de aprendizaje.
  • Opinar sobre su actuación dentro del grupo.
  • Desarrollar actitudes que se orienten hacia la integración del grupo.
  • Mejorar su responsabilidad e identificación con el trabajo.
  • Emitir juicios valorativos acerca de otros en un ambiente de libertad, compromiso y responsabilidad.

En una publicación en internet atribuida a la Universidad Santo Tomás de Aquino (USTA) de Bogotá encontré un texto muy interesante para definir la evaluación y que suscribo sin reserva alguna. Decía así:

La evaluación acompaña todo el proceso de enseñanza y aprendizaje, no con el 8 innovacionpropósito de excluir, sino de promover. Se valoran los logros de aprendizaje con el objeto de que los estudiantes se hagan cargo de su propio ascenso en el desarrollo de competencias, de acuerdo con los estándares, que impone el currículo, en función de la formación integral”.

Y añadía, a continuación: “la evaluación indica en qué sentido deben redireccionarse el proceso de enseñanza-aprendizaje y el tipo de interacción entre los sujetos del mismo: estudiantes-docentes- directivos-administrativos-mediaciones pedagógicas”.

Concluía el informe ese apartado enumerando algunos aspectos que considera preciso atender a la hora de evaluar. Destaco algunos que me sirven para fortalecer los argumentos en favor de la inclusión de la evaluación tipológica en su triple vertiente: heteroevaluación, autoevaluación y coevaluación.

En concreto, superar la evaluación burocrática vertical y preferir la evaluación participativa, con posibilidad de crítica de los estándares en juego; enfatizar en la progresividad, en la autoevaluación y coevaluación, la mejora continua y la resolución de problemas; generar nuevas propuestas de ayuda, refuerzo y superación como respuesta a los indicadores del proceso evaluativo; juzgar de manera más cualitativa que cuantitativa y priorizar logros finales integradores sobre momentos fallidos a lo largo del proceso de enseñanza aprendizaje me inspiran para potenciar un debate serio entre todo el claustro de profesores de Decroly para profundizar en un eclecticismo sistemático en los procesos de evaluación del alumnado.

9 presentaciones

Sirva esta entrada para retroalimentar criterios de evaluación innovadores que aportan una visión participativa de alumnos y profesores en la tarea de aprendizaje de los estudiantes y en la valoración de los resultados. Hoy, mi propuesta sugiere conceder un protagonismo ponderado a la autoevaluación y a la coevaluación para dar un paso hacia adelante en la pedagogía horizontal, participativa e innovadora que sostiene y fundamenta el carácter propio de Decroly.

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